Son datos de la III edición del Observador del Vehículo de Empresa promovido por Arval, compañía de renting perteneciente al grupo BNP Paribas. El informe destaca que las políticas de recortes salariales como medida de ajuste frente a la coyuntura económica han reducido "drásticamente" la presencia de vehículos de incentivos en el panorama empresarial español.

No obstante, el estudio –realizado entre más de 4.800 gestores de flotas de pymes y grandes empresas en catorce países- perfila estrategias diferentes a la hora de “compensar” al empleado según la dimensión de la compañía.

De esta forma, el informe pone de manifiesto que los empleados de las pymes fueron los más afectados por este "recorte salarial", ya que se vieron obligados a prescindir de su vehículo de empresa para contribuir a mantener sus cuentas. De hecho, la presencia del coche de empresa como fórmula de retribución en las pymes retrocedió seis puntos porcentuales con respecto a 2009.

Esta realidad contrasta con el comportamiento registrado por las grandes corporaciones españolas, donde curiosamente el vehículo de incentivo se utilizó como método de recompensa al empleado ante las congelaciones salariales. Esto explica que en este segmento la presencia del coche de empresa experimentara un crecimiento de ocho puntos porcentuales, hasta alcanzar el 26%.

Además, el informe evidencia cómo más de la mitad de las empresas, tanto españolas como europeas, han reaccionado ante la crisis modificando su política de flotas y tratando de buscar nuevas fórmulas que les permitan optimizar sus costes en aquellas partidas más costosas para las empresas. Así, en relación con el gasto en carburante, que representa el 28% del coste total de la flota, casi la mitad reconoce haber adoptado medidas para rebajar el consumo de combustible, y una cuarta parte haber reducido el tamaño de sus flotas e incluso la categoría de sus vehículos.