La sesión de control al Gobierno en el Senado estuvo marcada por la dura confrontación entre el presidente y el portavoz del PP, Pío García-Escudero, que le culpó en exclusiva de la situación económica.

García Escudero le preguntó “dónde está el que hace cinco meses iba a enseñar a Europa cómo salir de la crisis, el gran protector de los derechos sociales, el gran benefactor de los pensionistas de Rodiezmo”, y dónde se han quedado sus motivaciones ideológicas, “porque le estoy mirando y no le reconozco”.

Le preguntó quién es el Zapatero que “con la furia del converso” anuncia lo que llamó “el zapaterazo” y lo definió como “el mayor recorte de derechos sociales de la historia de la democracia”.

Tiene que haber “un impostor político”, aseguró, y se inclinó porque es el Rodríguez Zapatero actual, el que “con cara de funeral pide sacrificios pero no disculpas” y al que señaló como único culpable del desempleo y del déficit “alarmante”.

García-Escudero aseguró que las medidas tomadas para reducir el gasto con la consecuencia de las “carísimas improvisaciones, contradicciones y ocurrencias” del presidente y de su “falta de valentía” para abordar reformas estructurales, que le han llevado a tragar “imposiciones” exteriores.

Denunció, en este sentido, que no aprobar el PlanE hubiera permitido ahorrar 16.000 millones de euros, que se mantienen cinco ministerios “inútiles” y cientos de asesores “prescindibles” y que se están aumentando las subvenciones a los sindicatos mientras se congelan las pensiones y se reduce el sueldo de los funcionarios.

Le acusó además de aplicar “terapia de caballo sin anestesia” a las familias al subir impuestos que no afectan a los más ricos porque con ellos “no se atreve”, y le diagnosticó una “absoluta esquizofrenia” por desautorizar a sus vicepresidentas, a la primera con el sueldo de los funcionarios y a la segunda con los impuestos.

Un presidente que ofrece la imagen “de un boxeador grogui pegando puñetazos al aire” ya no está en condiciones de liderar el Gobierno, le dijo, por lo que le exigió que deje de ser “un obstáculo” para la recuperación económica y convoque elecciones anticipadas.

El presidente agradeció con ironía la “constructiva” intervención del portavoz del PP y su “sentido de la responsabilidad”, que encuadró en la estrategia de responder con un “no, nunca, jamás” a cualquier propuesta e incluso a escuchar, “primera condición de un demócrata”.

Defendió que el gasto social se ha incrementado un 50% desde 2004 y la reducción aprobada ahora afecta al 1,5% del atribuido al Estado y al 0,5% del conjunto de las administraciones, por lo que se siente con plena legitimidad para seguir hablando de política social.

El presidente enumeró el incremento de prestaciones experimentado en los años de gobierno socialista, como la subida del 49% de las pensiones mínimas, el 37% del salario mínimo interprofesional, la Ley de atención a la dependencia, la extensión de la prestación por desempleo, el incremento de las becas o los recursos destinados a las prestaciones sanitarias por las comunidades autónomas.

En todo caso, concluyó que el portavoz popular dejó claro en su intervención que no le preocupa la crisis ni el paro, sino las elecciones, pero “perdieron en 2004, perdieron en 2008 y perderán las próximas”.

La confrontación dialéctica entre el presidente del Gobierno y el portavoz del PP concluyó con gritos de “Zapatero, dimisión” proferidos desde los bancos populares, replicados con “Gürtel, Gürtel” desde los socialistas y la llamada de atención del presidente del Senado, Javier Rojo, sobre la “lamentable” imagen que estaban ofreciendo.