La población más vulnerable es la más afectada por el cólera, como los niños menores de 15 años, que representan el 46% de los casos, y los mayores de 60 años, que suponen el 33% de las víctimas mortales. Ante esta situación, la OMS y Unicef están trabajando en las áreas donde se registra el mayor número de casos para detener la propagación de esta patología.

En un comunicado, el jefe de la oficina de la OMS en Yemen, Nevio Zagaria, afirmó que "estos ‘puntos calientes’ del cólera son fuente de gran parte de la transmisión de la enfermedad en el país. Erradicando el cólera en estos lugares estamos reduciendo su propagación para salvar vidas. Al mismo tiempo, seguimos apoyando el tratamiento precoz y adecuado para los enfermos, además de llevar a cabo actividades de prevención en todo el país".

Sin embargo, según la organización, contener este brote no será fácil porque el sistema sanitario de Yemen está casi destruído tras dos años de intenso conflicto. “Los suministros médicos que entran en el país se han reducido a una tercera parte de los que estaban entrando a Yemen antes de marzo de 2015. Infraestructuras fundamentales han sido dañadas por la violencia, que ha dejado a 14,5 millones de personas sin acceso frecuente a agua potable y saneamiento. Además, los trabajadores sanitarios no reciben sus salarios desde hace más de ocho meses”.

La representante de Unicef en Yemen, Meritxell Relano, aseguró que “el brote de cólera está empeorando drásticamente la situación de los niños. Muchos de los que han muerto por la enfermedad sufrían desnutrición aguda. Hoy la vida de los niños en Yemen es una lucha desesperada para sobrevivir. El cólera, la desnutrición y la violencia incesante suenan como una sentencia de muerte a sus puertas de manera constante".