"El ejército está disparando munición real contra personas desarmadas que no representan ningún peligro para los soldados ni para terceros", señaló Benjamin Zawacki, especialista de Amnistía Internacional en Tailandia, quien subrayó que estas actuaciones suponen "una violación grave de un derecho humano fundamental: el derecho a la vida".

Amnistía recordó que desde el pasado 13 de mayo, cuando el Gobierno tailandés puso en marcha la operación Rachaprasong, los soldados han disparado balas de goma y munición real en varias partes de Bangkok, en torno a los lugares de protesta, ya que el Ejecutivo asegura que entre los manifestantes se ocultan unos 500 "terroristas".

Según Amnistía Internacional, al menos 35 manifestantes desarmados han fallecido, entre ellos dos médicos, abatidos el pasado fin de semana cuando llevaban el uniforme de personal médico con una cruz roja bien visible, y un joven de 17 años, muerto por disparos el pasado sábado.

Además, más de 200 personas han resultado heridas, entre ellas varios periodistas tailandeses y de otros países, y un niño de 10 años.

Zawcaki recalcó que “el Gobierno no puede permitir que los soldados disparen por norma contra cualquiera que se encuentre dentro de la zona que pretende controlar".

"El control de los disturbios debe estar a cargo de policías formados que utilicen medios no letales, y no de soldados que empleen munición real", concluyó Zawacki.