En ese escrito,las ONG sociales alertan del fracaso que puede suponer este encuentro si los países noalcanzan acuerdos de mínimos sobre ayuda oficial y deuda externa. El último paso antes de Monterrey es la reunión del Consejo Europeo, que tendrá lugar este fin de semana en Barcelona, para la que tampoco hay visos de llegar a un pacto sobre el aumento de la ayuda al desarrollo.

"Los días 15 y 16 de Marzo, los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea se reunirán en Barcelona. Las ONG suponemos que los líderes europeos harán una declaración firme en palabras, pero pobre en contenido", aseguran

En este sentido, las organizaciones señalan que las esperanzas de que los líderes mundiales cumplan sus compromisos de lucha contra la pobreza global en la Cumbre de Monterrey, se están apagando. "El Consenso de Monterrey es una farsa. Refleja la falta de voluntad de los estados poderosos de implicarse en una política global seria para el desarrollo sostenible", denuncian.

Asimismo, recuerdan cómo los gobiernos fueron capaces de construir una coalición internacional contra el terrorismo en menosde un mes, mientras las ONG aguardan la formación de una coalición internacional contra la pobreza.

Por todo ello, anuncian que estarán presentes en Monterrey para informar al público global "del fracaso de los gobiernos en impulsar un desarrollo global y una justicia económica, sostenible, centrada en la persona y sensible al género, y hacer campaña por una acción seria de los gobiernos para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio".

Por último, y ante el miedo de que "esto acabe en un gan fracaso", las ONG recuerdan "los mínimos" que serían necesarios para, al menos, poder seguir avanzando. Entre ellos destacan el aumento de los niveles de ayuda y un calendario para alcanzar el objetivo de Naciones Unidas de destinar el 0,7% de ayuda para el desarrollo, así como llegar a un compromiso para estabilizar el sistema financiero internacional, incluyendo la tasación de las transacciones de divisas.

También consideran prioritaria una reducción sostenible de la deuda externa, para permitirlos países endeudados alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio; un proceso de arbitraje justo y transparente para los países endeudados; una evaluación del impacto de los marcos actuales de comercio e inversión sobre la erradicación de la pobreza, y una participación equitativa de todos los países en unos órganos de decisión económica global reformados.