El idioma determina el modo en que leen sus hablantes
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La manera en que una persona lee está condicionada por los idiomas que conoce, pues no aprende a leer igual un hispanohablante nativo que alguien que hable inglés como lengua principal, ni tampoco un ciudadano bilingüe desde niño.
Esta es una de las conclusiones a las que han llegado los investigadores del Basque Center on Cognition, Brain and Language (BCBL) de San Sebastián tras revisar la literatura científica existente y compararla con los estudios realizados en el centro, según recoge la agencia de noticias científicas SINC.
De acuerdo con Marie Lallier, una de las autoras del artículo, “los hablantes monolingües de lenguas transparentes -aquellas en las que las letras se pronuncian igual independientemente de la palabra en la que estén incluidas, como el euskera o el castellano- tienden más a utilizar una estrategia de lectura analítica, a leer las palabras por partes”.
En cambio, los hablantes de lenguas opacas -aquellas en las que los sonidos de las letras pueden tener diferentes sonidos en función del término, como el inglés o el francés- se suelen basar en una estrategia de lectura global. Es decir, estos lectores tienden más a leer las palabras enteras para entender su significado.
A ello hay que añadir que los bilingües que aprenden a leer en dos idiomas a la vez no leen igual que los monolingües, sino que siguen una pauta diferente que no se había descrito hasta la fecha.
Según esta revisión científica, en las personas que hablan dos idiomas se produce una contaminación entre las dos estrategias de lectura.
Así, una persona que ha aprendido a leer en castellano y en inglés tenderá más a emplear una estrategia global incluso al leer en español, debido a la influencia del segundo idioma, mientras que al leer en inglés tendería a emplear una estrategia más analítica que los monolingües ingleses, por su ‘contagio’ del castellano.
Los científicos del centro donostiarra consideran que aprender a leer en dos idiomas con características distintas a la materna también altera los procesos cognitivos en los que se basa la adquisición de la lectura, como la atención visual o los procesos fonológicos auditivos.
Es decir, aprender a leer en idiomas opacos reforzaría la capacidad de procesar muchos elementos visuales rápidamente, porque en ellos es necesario descifrar las palabras completas para conseguir una lectura fluida, y dado que los idiomas transparentes se focalizan mucho más en la correspondencia letra-sonido, se cree que aprender a leer en ellos mejora la sensibilidad para percibir los sonidos del lenguaje, señalan los autores del estudio.
DETECTAR PROBLEMAS
El estudio también revela que todos estos hallazgos tienen aplicaciones muy destacadas en el diagnóstico de dislexia y otros trastornos del aprendizaje.
A juicio de la investigadora, los idiomas que conoce un niño son determinantes para identificar un posible trastorno, ya que se trata de una información esencial que aclararía algunos de los errores al leer.
Por eso, “nuestra experiencia con los idiomas modula las capacidades de lectura, y deberíamos tener esto en cuenta para enseñar a leer a los niños bilingües o si aparecen problemas de lectura, como la dislexia. Es necesario elaborar baremos específicos para diagnosticar la dislexia en bilingües porque su caso es distinto”, concluyó la experta.
(SERVIMEDIA)
08 Mayo 2017
AGQ/caa