Lo que empezó siendo una campaña para concienciar y alertar a la población de los conflictos minerales en la República del Congo en 2013 ha terminado por convertirse en una “compañía que pretende generar debate sobre el origen de los productos que consumimos y la forma de fabricarlos”, comentó Wernink.

Fairphone, explicó, ha irrumpido en el mercado de la telefonía móvil como un elemento disruptivo que se centra en la transparencia y en los valores sociales.

Alargar la vida útil de los dispositivos, el uso de materiales justos, buenas condiciones de trabajo y la reutilización de materiales son los principales objetivos de la compañía, que ya ha vendido más de 125.000 unidades desde su lanzamiento. “Somos un símbolo del tipo de economía que sí podemos tener”, manifestó.

Este dispositivo móvil, “diseñado para durar” y respetuoso con el medio ambiente, ha sido fabricado de forma modular, lo que permite que cualquier pieza pueda ser “reemplazada por uno mismo” sin necesidad de cambiar o deshacerse del teléfono. “Menos del 40% de las piezas de los dispositivos pueden ser reciclados, por ello apostamos por los módulos como respuesta para reducir el impacto medioambiental”, indicó Wernink.

Desde Fairphone animaron a los asistentes al foro de Málaga a trabajar para conseguir cambiar el mundo desde diferentes ámbitos, para que los valores y el comercio justo estén presentes. “Todo viaje empieza con un solo paso, y en cuanto hagáis ese paso, las personas que os rodeen os pueden impulsar hacia delante”, concluyó.

VALORES TAMBIÉN EN LA BANCA

Posteriormente, en el debate que se celebró bajo el título ‘¿Es la colaboración la base de una nueva economía?’, Wernink, acompañada por Cylvia Hayes, fundadora de 3Strategies; Francesca Pick, cofundadora de ‘Ouishare’, y Marcos Eguiguren, director de Alianza Global por una Banca con Valores y profesor de la Universidad de Barcelona, debatió sobre el papel de las organizaciones y las instituciones académicas para el bien común.

Los expertos coincidieron en la necesidad de que haya un cambio en la formación que se imparte en las instituciones académicas. “Debemos hacer frente a los cambios, hay que divulgar y apostar por la formación en las escuelas de liderazgo. Hay que replantear la forma en la que enseñamos liderazgo, cooperación… Es necesario remodelar el marketing estratégico para enfocarlo desde el punto de vista ético", destacó Eguiguren.