Así se pronunció Lambán, en declaraciones a los periodistas, a su salida del Comité Federal que convocará el proceso de primarias para elegir al próximo secretario general de los socialistas.

Se pronunció en la línea de su compañero Emiliano García-Page de vincular su futuro al resultado de las primarias y afirmó que el pasado mes de septiembre concluyó “un modelo de liderazgo perdedor” –el de Pedro Sánchez, al que no mencionó- y que produjo una “división que no se conocía” en la historia del PSOE.

Explicó que considera dicho modelo “perdedor” porque el PSOE quedó a “gran distancia” del PP en las elecciones, a pesar de que los populares concurrían en los comicios acuciados por las políticas de recortes y anegado por la corrupción.

Al mismo tiempo, afirmó que Sánchez condujo a los socialistas a una “división sin precedentes”, en el que se ha producido un grado de “enconamiento” en los “enfrentamientos internos” de suma “gravedad”.

Esto le permitió prescribir la que, a su juicio, es la receta que debe aplicar el PSOE para erigirse en una “opción socialdemócrata ganadora” capaz de “recuperar la sintonía con el electorado progresista” para ser alternativa de gobierno: la unidad.

“De lo contrario, (el PSOE) será un proyecto político fallido”, sentenció.

Lambán dejó claro que los socialistas han puesto en marcha un proceso para solucionar la falta de liderazgo y la división interna que padecen. “Sin unidad somos un proyecto político inservible. Hemos de dotarnos de liderazgo ganador. Ese es el propósito que debe embargar a los socialistas”.

Destacó que Susana Díaz, a la que acompañó en la presentación de su candidatura, representa la unidad e insinuó que ella es la única tabla de salvación del PSOE capaz de aglutinar en su figura la capacidad de “aglutinar”, “unir” e “integrar” y porque conoce a la perfección que la “fraternidad” es un “elemento absolutamente tradicional” en el partido.

Lamentó que frente a un Gobierno –el de Mariano Rajoy- que está en “minoría” y con “absoluta debilidad” no haya una “oposición real ni alternativa”. Por ello, instó al PSOE a sacudirse el “veneno” y recuperar la “unidad interna”. “No estamos aquí para ganar a la izquierda (en referencia a Podemos, sin nombrarlo), sino para ganar elecciones”, dijo.

A su vez, reconoció que en los últimos meses ha pensado en un riesgo cierto de escisión en el seno de su partido al aflorar una manera de relacionarse a través de las redes sociales marcada por las “críticas descarnadas y públicas” que no se corresponden con la historia y con la tradición de una “formación centenaria”.

Por último, concedió que los avales representan un “indicio” del apoyo con el que cuentan los candidatos, “aunque la última palabra la tienen los militantes”.