Así lo denuncia tras la muerte de Adama Ndiaye, un senegalés de 30 años que desde hace cinco vivía en uno de los asentamientos chabolistas ubicados en la periferia de las explotaciones agrícolas de la provincia.

“La historia de Adama es sólo una más entre las más de 2.000 personas que durante esta campaña pernoctarán en los asentamientos de la provincia. A pesar de que su muerte no ha sido accidental, Cáritas Diocesana de Huelva vuelve a denunciar la inhumanidad que supone para muchas de estas personas dejarse la vida en una chabola de plástico y cartón”, recalca la ONG en una nota.

Para combatir esa situación, Cáritas pide que las administraciones afronten su parte de responsabilidad y se impliquen más para resolver esa situación humanitaria y, entre otras cuestiones, se pongan en marcha programas de ayuda y mediación al alquiler de viviendas que ofrezcan una alternativa a las chabolas.

Y ante todo, Cáritas Huelva reclama que, “como sociedad, no nos acostumbremos a que hechos tan lamentables y que inciden de lleno en la vulneración de derechos humanos queden en el olvido, en unas ocasiones, o en una 'trivialización' de la pobreza, en otros”.