Según informó la Policía, el consumo energético de las plantaciones era tan elevado que equivalía al de una fábrica. Tenían la luz puenteada, con más de 140 lámparas de 600 vatios en funcionamiento.

Las investigaciones comenzaron cuando los agentes tuvieron conocimiento de un chalet ubicado en la provincia de León que despedía un fuerte olor a marihuana. Tras realizar las primeras pesquisas, solicitaron a la autoridad judicial el permiso necesario para entrar y registrar la vivienda.

Cuando irrumpieron en ella, los agentes encontraron a un ciudadano chino que se dedicaba al cultivo de la marihuana y que fue detenido. Este registro permitió conocer la existencia de un segundo chalet, custodiado también por un ciudadano chino.

Ambos individuos, con el propósito de pasar inadvertidos entre los vecinos y evitar levantar sospechas policiales, extremaban sus medidas de seguridad, llegando a estar meses sin salir al exterior y viendo en los chalets en condiciones “infrahumanas”.