Más de 50 personas, entre ellas población civil y trabajadores humanitarios, de un campo de desplazados cerca de Rann, en el estado nigeriano de Borno, fallecieron ayer como consecuencia del bombardeo por error por parte de un avión de combate nigeriano, según afirmó el propio Gobierno de Nigeria.

El director de Programas de Emergencia de Unicef, Manuel Fontaine, mostró su "profunda preocupación por los fallecimientos en el trágico incidente de Rann".

"Estas muertes en una zona remota de Nigeria, donde el prolongado conflicto ha causado un sufrimiento extremo y ha desencadenado una grave crisis nutricional, subrayan la importancia de proteger a los civiles en las emergencias humanitarias", añadió.

Fontaine, en nombre de Unicef, mostró "su solidaridad con los colegas humanitarios, que trabajan en condiciones muy peligrosas".

También aseguró que la ONG "seguirá apoyando a los más de cuatro millones de niños y sus familias que necesitan ayuda desesperadamente".

Además, celebró la decisión del Gobierno nigeriano "de investigar cómo ha ocurrido este terrible incidente".