Durante su discurso, el Rey abordó la proyección internacional de las Fuerzas Armadas y llamó la atención sobre la necesidad de “no escatimar esfuerzos” a la hora de combatir el terrorismo.

Por su parte, Cospedal intervino por primera vez en este acto sustituyendo a Pedro Morenés, que el año pasado participó en el acto como ministro de Defensa en funciones tras las elecciones celebradas el 20 de diciembre.

Este año el Rey estuvo acompañado en esta ceremonia por la reina Letizia, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, los ministros de Defensa y del Interior, María Dolores de Cospedal y Juan Ignacio Zoido, respectivamente.

También estuvieron presentes el jefe del Estado Mayor de la Defensa (Jemad), almirante general Fernando García Sánchez, los jefes de Estado Mayor del Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, el director general de la Guardia Civil, José Manuel Holgado, y otras autoridades civiles y militares.

Felipe VI ha llegado pasadas las 12.00 horas al Palacio Real acompañado por la reina Letizia ataviado con el uniforme de capitán general del Ejército del Aire para presidir su tercera Pascua Militar como Rey, con la que da inicio a la agenda política de 2017.

A su llegada, los Reyes fueron recibidos por Rajoy, Cospedal, Zoido, el Jemad y el jefe del Cuarto Militar, vicealmirante Juan Ruiz Casas. Tras la rendición de honores, sonó el himno nacional y se produjo una salva de 21 cañonazos.

Seguidamente, el Rey pasó revista a las tropas en el Patio de la Armería del Palacio, acompañado del Jemad, el jefe del Cuarto Militar de la Guardia Real y el coronel jefe al mando de la Guardia Real, al mando de la formación.

Tras la rendición de honores y la revista a las tropas, los Reyes se dirigieron al Zaguán de Embajadores, donde fueron saludados por el director del CNI, Félix Sanz Roldán, y por distintos miembros de Patrimonio Nacional.

A continuación, el Rey saludó a los asistentes en la Saleta Gasparini e impuso, ya en el Salón del Trono, 20 condecoraciones a diferentes miembros de las comisiones militares.

Seguidamente, comenzaron los tradicionales discursos a cargo de Cospedal y del propio Monarca.

Felipe VI reclamó no escatimar esfuerzos” para aumentar la capacidad de España en la “prevención” y “respuesta” ante el terrorismo, una “lacra” que “pone en peligro nuestra sociedad, desprecia nuestros valores democráticos y es un enemigo de la Humanidad”.

El Rey puso de manifiesto que la seguridad es “un valor fundamental” y una “condición básica” para permitir “el desarrollo y el progreso” de España, así como el bienestar de los españoles. Por ello, subrayó que el terrorismo “ataca sin escrúpulo alguno” en cualquier lugar y que “son muchas las naciones cuyas sociedades sufren con su vileza y ensañamiento”.

En ese sentido, el Monarca puso de manifiesto que se tiene la “obligación” de hacer todo “cuanto esté en nuestras manos por defender los derechos y garantías individuales de nuestros conciudadanos”, así como “contribuir al esfuerzo internacional de lucha contra la amenaza global común”.

A su vez, Cospedal subrayó que los desafíos internacionales son “globales” y obligan a contar con una política de defensa erigida desde la “máxima responsabilidad” y con “altura de miras”.

Explicó que las fronteras entre seguridad interior y exterior “se han difuminado”, ya que la “única barrera” que existe actualmente es la que “separa a los que creemos en la libertad, la democracia y los derechos humanos de aquellos que hacen todo lo posible por derribarlos”. “El terrorismo puede cambiar de nombre pero su amenaza permanece inalterada”, exclamó.

Una vez concluidos los discursos, tuvo lugar el vino de honor en el Salón de Columnas, que finalizó a las 14.00 horas, cuando los Reyes abandonaron el Palacio Real por la Puerta del Príncipe tras despedirse de las autoridades del Estado.