Junto a los veinte años de cárcel, el fiscal también exige que Gómez Ribero indemnice económicamente a las víctimas así como la privación del permiso de conducir de vehículos a motor y ciclomotores por diez años.

El acusado conducía a 110 kilómetros por hora en la Ronda Industria de Huesca, donde se ubica la sala Manhattan, en la que sólo se podía alcanzar los 40 kilómetros por hora. Tras el siniestro, Gómez Ribero dio positivo en el test de alcoholemia además de contar con restos de MDMA, sustancia que habría mermado sus facultades y reflejos a la hora de coger el volante.

Ángel Javier Pérez, de 40 años, falleció al instante y Benito Joaquín Rios, de 27, murió durante su traslado al hospital. Fueron las dos víctimas mortales.

El fiscal entiende que el acusado era consciente de la hora de cierre de la discoteca y la posibilidad de haber ocasionado más muertes y lesiones. También mantiene que el presunto homicida no cuenta con trastornos psicológicos que, en caso contrario, podrían haber sido detonantes para llevar a cabo dicha acción.

Las personas que mayores heridas sufrieron tras el fatal atropello fueron José Antonio Rodríguez Zamora, de 31 años, con amputación de las dos piernas y graves afecciones neurológicas; Francisco Carruesco Jiménez, de 36, también con graves lesiones neurológicas; y Miguel Pascual Leris Mañas, de 28 años, que sumó fracturas en sus extremidades.

Santiago Mainer Ferrer, de 21 años, y Fernando Omiste Martínez, de 44, sufrieron fracturas en las piernas. Por su parte, Francisco Javier Alós Bureta, de 38, y María del Mar Fumanal Rey, de 34, tuvieron un diagnóstico de lesiones con carácter leve.

El accidente de la sala Manhattan provocó una enorme conmoción en la sociedad oscense y aragonesa. Las concentraciones para pedir justicia y las muestras de repulsa se sucedieron en múltiples ocasiones en la ciudad de Huesca.