El objetivo principal de la campaña, que se puso en marcha en el mes de noviembre del año pasado y acaba de terminar en estos días, era conseguir que na supuesta ventaja económica en la compra de artículos en estos establecimientos no suponga una merma de los derechos de los consumidores.

La inspección se desarrolló en bazares y "decomisos" de todo el término de Madrid, incidiendo principalmente en el distrito Centro, por encontrarse allí la mayor parte de estos establecimientos.

La campaña constó de dos fases: la primera, en noviembre de 1992, tuvo un carácter puramente informativo y se dio un plazo a los comercios que presentaban deficiencia para que las subsanaran; en la segunda fase, en abril y mayo de este año, se comprobó la subsanación de dichas deficiencias.

La evaluación de los datos recogidos en la primera fase reflejan que en el 57 por ciento de los controles el etiquetado no se expresa en lengua castellana, presentándose incompleto en el 38 por ciento de los mismos.

Igualmente, el folleto de instrucciones de uso no está en castellano en el 48 por ciento de los locales inspeccionados. No obstante, estas deficiencias no son mputables directamente a los establecimientos, sino al fabricante o al impotador de los artículos.

En la segunda fase de la campaña se comprobó que el 20 por ciento de los establecimientos avisados subsanaron sus deficiencias, el 58 por ciento sólo las subsanaron en parte y el 22 por ciento no repararon ninguna deficiencia.

El concejal de Area de Salud Pública, Simón Viñals, explicó que este tipo de campañas van destinadas a proteger al consumidor madrileño, haciendo que los "decomisos" respeten a normativa vigente en materia de consumo. Este tipo de controles se repetirá de forma periódica y continuada, según aseguró el concejal.