A pocas semanas de que se conozca la sentencia del 'caso Nóos', el representante del ministerio público espera que sea “condenatoria” para la mayor parte de los acusados, aunque “sería una sorpresa” que la condena se extendiera a la infanta Cristina, que, según sostuvo, sería la única persona juzgada y penada por hechos similares en España.

Horrach denunció en un encuentro informativo organizado por la revista 'Vanity Fair' el “poco coraje” de los jueces en España a la hora de poner límites a la acusación popular. “No consiento que se equipare la acusación popular con la Fiscalía. Nos hemos currado la carrera, tenemos inamovibilidad e independencia… Y ahora sólo nos falta que nos equiparen a la acusación popular. Las instituciones no han sabido defenderse ni hacerse valer”, aseguró.

En este sentido, advirtió de que no habla en exclusiva del 'caso Nóos', donde la acusación popular fue ejercida por Manos Limpias, sino que se refiere a todos los casos en los que “los jueces han decidido equipararla con la Fiscalía, basándose en que ellos son suficiente filtro para evitar acusaciones infundadas, aunque es cierto que por una cuestión de imagen no han puesto freno, ni ejercen su función de filtro”.

Horrach entiende que el proceso que se sigue contra Manos Limpias en la Audiencia Nacional no podía motivar el apartamiento de la acusación popular a mitad del juicio que se seguía en Palma de Mallorca, pero sí se podría haber hecho efectiva haciendo uso de la figura del abuso de derecho o el fraude de ley.

A su entender, “hubo un abuso de derecho manifiesto cuando, justo después de iniciarse el juicio Manos Limpias retiró la acusación a Miguel Tejeiro con un escrito en el que argumentaba decisiones estratégicas. ¿Cómo se puede retirar una acusación de ocho años por motivos estratégicos? Eso debería haber motivado la expulsión del juicio”.

Pedro Horrach piensa pedir una excedencia en la Fiscalía y dedicarse a partir de enero al derecho privado en un despacho que fundará en solitario con la colaboración de un antiguo inspector de la Agencia Tributaria, desde el que trabajará en el ámbito del Derecho Penal económico y con las miras puestas en emprender un proyecto de formación de otros profesionales en ese ámbito.

Explicó que su tarea en el 'caso Nóos' y las presiones recibidas durante la investigación y el proceso han influido en su decisión de abandonar la Fiscalía, pero no han sido ni el único ni el principal motivo de su paso al ejercicio del derecho privado.

Preguntado por su tormentosa relación con el juez instructor del 'caso Nóos', José Castro, el fiscal rememoró que “fue muy fluida en un momento determinado” y su colaboración resultó “muy positiva”. “Actualmente tengo muy poca relación con él, pero es cordial. Todos somos personas civilizadas y educadas, pero no pasa de ser una relación cordial y profesional”, dijo.

Sobre su relación con la Casa Real, dijo que no conoce a ninguno de sus miembros, como “tiene que ser. No he tenido ninguna relación con ningún miembro de la Casa Real, no los conozco y así tenía que ser. No se puede tener relación con personas vinculadas a quienes están imputados. La Casa Real no tiene ninguna ascendencia dentro del sistema judicial”, corroboró.