Las obras permitirán que la Radial 3 (R-3) se integre en el tejido urbano, ya que, según dijo Ruiz-Gallardón, desde que entró en funcionamiento esta radial, en febrero de 2004, las conexiones de San Blas y Vicálvaro con la prolongación de O'Donnell y la M-40 se han visto afectadas, reduciendo las opciones de movilidad de los residentes de la zona.

Según explicaron tras la firma del acuerdo Gallardón y el secretario de Estado de Infraestructuras, Víctor Morlán, para resolver las conexiones de Vicálvaro con la prolongación de O’Donnell se reabrirá la avenida de Daroca a través de dos ramales, uno de los cuales enlazará con la M-40 Sur-O'Donnell y otro que canalizará el tráfico procedente de O'Donnell con dicha avenida. El proyecto de esta obra se realizará en 2006 y los trabajos comenzarán en 2007.

En cuanto a las conexiones con la M-40, indicaron que hay previstas dos soluciones alternativas. Una de ellas es la construcción de unas vías de servicio en la M-40 en el tramo comprendido entre la avenida del Doctor García Tapia y la carretera de Canillejas a Vicálvaro, con las que se conectaría a través de cuatro ramales.

Este proyecto estaría concluido en 2007 y las obras comenzarían antes de 2012, pero esta propuesta debe consultarse previamente con el Ministerio de Medio Ambiente por si fuera necesario realizar un Procedimiento de Evaluación Ambiental.

Si hubiera que realizar este procedimiento, hay una segunda alternativa, que sería conectar la glorieta de la carretera de Canillas sobre la R-3, aprovechando los ramales de esta última vía, con ambos sentidos de la M-40. Al ser la R-3 una concesión administrativa, Fomento tendría que fijar con la adjudicataria las condiciones de uso.

Además, se construiría un ramal desde la glorieta del Doctor García Tapia hasta la M-40 en sentido norte, que generaría un importante ahorro de tiempo a los conductores. "Entendemos que las soluciones planteadas por el ayuntamiento y consensuadas con el Ministerio de Fomento y los afectados son las más eficaces para integrar la R-3 en el tejido urbano", afirmó el alcalde.

Según Gallardón, "la estrecha colaboración entre administraciones y el diálogo permanente con los vecinos han hecho posible la firma de este protocolo, que marca el principio del fin de los negativos efectos sobre la movilidad originados por la R-3".