En una nota de prensa, Ifalpa afirma que “este material representa una amenaza muy real a la seguridad de los vuelos y señala que como los aviones no están certificados para volar dentro de cenizas volcánicas se debería mantener el criterio de “tolerancia cero” con los vuelos que se aproximen a zonas donde haya concentración de este elemento.

Sin embargo, cree que una vuelta a las operaciones de vuelo en Europa es posible pero “solo si estas decisiones están basadas en factores de seguridad, más que en factores económicos”.

A este respecto, indica que la experiencia pasada demuestra que con el planteamiento adecuado y la implementación de procedimientos flexibles es posible hacer operar vuelos en los alrededores de nubes volcánicas.

En concreto, pide que todas las decisiones de salida de los aviones se hagan apoyándose en toda la información sobre las condiciones atmosféricas disponible y con las previsiones meteorológicas a corto plazo de la ruta de vuelo.

Además, exige que los aviones sean objeto de rigurosas inspecciones previas y posteriores al vuelo para asegurar que cualquier contaminación de la ceniza se mantiene en los límites de seguridad y que la última decisión sobre el plan de vuelo sea potestad del piloto.

Por otro lado, Ifalpa considera que en la actualidad hay falta de información sobre el efecto de la contaminación de las cenizas ligeras en los motores y en su rendimiento y pide una mayor información por parte de los fabricantes de motores.

Finalmente, reitera su advertencia a la Industria y los reguladores de que en todo momento las decisiones deben estar enraizadas en razones técnicas de seguridad y no verse influenciadas por consideraciones económicas y políticas.