Gallardón avanzó que será "una final inolvidable", un objetivo al que dijo que contribuirá el hecho de que por primera vez la final de la Liga de Campeones se celebrará en sábado, lo que aumentará su repercusión e incrementará la proyección de Madrid en todo el mundo.

Según informó el Ayuntamiento, se estima, además, que el impacto económico, directo e inducido, que representa para la capital española celebrar este encuentro puede alcanzar los 70 millones de euros.

"No defraudaremos la confianza que significa el habernos elegido, frente a otras magníficas candidaturas como los estadios Wembley de Londres o el Olympiastadion de Berlín, sede de uno de los acontecimientos deportivos que mayor expectación despierta en todo el mundo", declaró el alcalde.

Gallardón avanzó que se ha preparado un completo programa de actividades que, entre otras, incluye la celebración en El Retiro del festival "Champions League", que ofrecerá diversión para todas las edades y facilitará que todos, ciudadanos y seguidores, "participen de lo que queremos que sea una gran fiesta del fútbol".

Pero por encima de cualquier otra consideración, el alcalde subrayó que para Madrid organizar la final de la Liga de Campeones constituye una oportunidad de demostrar al mundo cómo vive y siente la ciudad el deporte, más aún si se tiene en cuenta la especial vinculación de la capital española con la Copa de Europa.

"Tenemos la experiencia de haber celebrado tres finales, y gracias a los éxitos del club blanco, es la ciudad que más veces ha dado la bienvenida a esta copa, y donde nació y juega el máximo goleador de la competición, Raúl González", declaró.

"Hoy", concluyó, "volvemos a recibirla de manos del actual campeón, el Fútbol Club Barcelona, con la misión de custodiarla hasta entregarla al ganador de la final del Bernabéu. Y, al igual que siempre que esta copa ha llegado a Madrid por ser la ciudad del equipo campeón de Europa, la guardaremos ahora con el máximo respeto a los valores deportivos que representa".