El alcohol, su abuso y su consumo en determinadas circunstancias constituye un problema de salud pública de importantes proporciones en toda la región europea.

Así, en España el consumo de alcohol está araigado en los patrones de comportanientos social y constituye un hábito con relieve en los denominados "estilos de vida".

Según datos de la última Encuesta Nacional de Salud, el 62 por ciento de la población mayor de 16 años declara consumir alcohol, y de ellos un 4 por ciento son bebedores de riesgo con consumo alto o excesivo.

A pesar de estos datos, y según el Ministerio de Sanidad, en España se ha producido un descenso en el consumo de alcohol, que ha pasado de 13,6 litros por persona en 198 a 10,2 por personas en 1996.

Por grupos de edad, las personas de entre 25 y 44 años son los que más beben, seguido del grupo de los jóvenes de 16 a 24 años. El porcentaje de abstemios es mayor del doble entre las mujeres que entre los hombres.

A juicio de Romay, la educación para la salud es el instrumento básico para alertar a los jóvenes y adolescentes sobre los riesgos del consumo excesivo de alcohol.

Añadió que este objetivo se consigue facilitando información y propiciando el desarroll individual de las facetas de autoestima, autonomía, responsabilidad y solidaridad.