La sentencia considera probado que el entrenador de fútbol infantil aprovechó “el respeto y la consideración de dicha circunstancia” para invitar a su casa a menores de entre 11 y 17 años, con la excusa de ver partidos de fútbol.

Una vez ganada su confianza, el condenado aprovechaba los momentos en que se quedaba con los niños a solas “para exhibir películas pornográficas, de forma habitual, e incitarles a que se masturbaran en su presencia”, según explica la sentencia del TS.

La Sala II del Supremo confirmó así la sentencia por la que se condenaba al entrenador a 11 años de prisión como autor de un delito continuado de abuso sexual sobre menor de 13 años, tres delitos de abuso sexual continuado y un delito de exhibicionismo y provocación sexual.