Houry expresó su preocupación por la seguridad y el bienestar de los niños, ya que la nueva ola de violencia les pone “en unas circunstancias terribles y tendrá consecuencias nefastas para ellos durante los próximos años”.

Asimismo, explicó que “los intensos combates en zonas densamente pobladas en el oeste de la ciudad han forzado el desplazamiento de 25.000 personas” y detalló que “las familias se han refugiado en mezquitas, campus universitarios y jardines públicos”.

Houry recordó que en el este de la ciudad, “unas 300.000 personas, de las que un tercio son niños, se han visto atrapadas desde principios de julio”.

Por ello, instó “a todas las partes involucradas en el conflicto” a que “nos den acceso humanitario sin trabas a los niños y sus familias en cualquier parte de la ciudad donde se encuentren” y cumplan así “con sus obligaciones legales para proteger a los niños y a todos los civiles”.