Aunque con menor intensidad, España sigue perdiendo habitantes por vía de la inmigración, si bien por primera vez desde 2010 llegan más extranjeros de los que salen.

Sin embargo, debido a los procesos de nacionalización el número de españoles aumentó hasta los 42.019.525, mientras que los residentes extranjeros cayeron a 4.418.898, según los datos provisionales publicados este jueves por el Instituto Nacional de Estadística (INE). De hecho, el número de españoles creció en 24.313 personas y el de extranjeros se redujo en 35.456.

En estos resultados influye el proceso de adquisición de nacionalidad española, que afectó a 114.207 residentes en 2015, así como el saldo migratorio negativo de 8.389 personas (españoles y extranjeros). La inmigración se incrementó un 12,5% y la emigración descendió un 12,1% respecto al año anterior.

En cuanto a los españoles, el saldo migratorio fue de 46.707 personas en 2015, un 18,3% menor que el año anterior. En 2015, 98.934 españoles (64.136 de ellos nacidos en España) emigraron a otro país.

En el caso de los extranjeros, el saldo migratorio ascendió a 38.317 personas en 2015, convirtiéndose en “positivo por primera vez” desde 2010. Fue un 169,0% mayor que el año anterior, ya que emigraron 253.069 personas e inmigraron 291.387.

El número de habitantes creció en Baleares, Comunidad de Madrid, Canarias, Región de Murcia, Comunidad Foral de Navarra, Cataluña y Andalucía, y disminuyó en el resto de comunidades.

El descenso poblacional durante 2015 fue fruto de un saldo vegetativo (nacimientos menos defunciones) negativo de 2.753 personas, y de un saldo migratorio también negativo de 8,839.

Por edades, la población descendió en 2015 en el grupo de 20 a 39 años (389.662 personas menos) y entre los menores de 10 años (63.286 menos). También se redujo en el grupo de 65 a 69 años (9.129 personas menos).