26-J. El PP teme un resultado muy ajustado que implante en España el 'modelo de Venezuela'
- Los populares verán el 26-J si el ‘escándalo’ del ministro del Interior les pasa factura
- Se ven ante un resultado electoral incierto por el posible ‘sorpasso’ de Unidos Podemos al PSOE
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El Partido Popular da por seguro que será la fuerza política más votada este domingo, día en el que los ciudadanos están convocados a las urnas, pero teme un resultado muy ajustado que le otorgue poco margen de maniobra y cuya consecuencia final sea que el poder recaiga en partidos “radicales” que pretenden implantar en España el ‘modelo de Venezuela’.
Fuentes gubernamentales ven a Unidos Podemos con mucha fortaleza y son conscientes de que esta coalición electoral tiene todas las papeletas para ser la segunda fuerza política en este país, tal y como vaticinan los diferentes sondeos preelectorales. Los más de 800.000 votos que logró Izquierda Unida en los anteriores comicios se convirtieron en 2 escaños y ahora podrían sumar en torno a 15, alertan.
El resultado es “incierto”, tal y como llegó a reconocer el candidato del PP a la reelección, Mariano Rajoy, este jueves en un mitin en Sevilla, donde también se desfogó directamente contra el líder de Podemos, Pablo Iglesias, al recordarle que “España no es Venezuela”, sino una democracia con derechos y libertades, “donde las elecciones las gana el que dice la gente”.
Días antes había advertido de que en los comicios generales está en juego que un modelo como el de Venezuela, “donde la gente lo pasa mal y no se respeta nada”, se instale en España de la mano de la formación morada. Ante esta situación, el PP se ha presentado como el único partido capaz de frenar a la izquierda radical.
RAJOY O IGLESIAS
En el PP lo tienen claro: se elige entre Rajoy o Iglesias. No hay más opciones. Son conscientes, y así han querido destacarlo día tras día desde que se publicaron las encuestas con la intención de voto, de que el mapa electoral cambió por completo cuando Podemos e Izquierda Unida se coaligaron. Esta unión se siente fuerte, mientras al PSOE se le ve en sus momentos más complicados.
Rajoy ha insistido hasta la saciedad en que su actitud no cambiará si se reeditan los resultados del 20 de diciembre. En consecuencia, volverá a defender que la “gran coalición” que nunca se intentó en España es la mejor fórmula para gestionar un complicado resultado electoral. A su juicio, “lo mejor es contar con un gobierno de amplio apoyo parlamentario”.
Durante la campaña, el líder del PP ha defendido que lo “ideal” es que después de los comicios se forme un gobierno “para cuatro años con un programa pactado”. Pero si el PSOE y Ciudadanos se niegan, como es previsible, reclamará que se deje gobernar a la fuerza política que obtenga más votos, algo en lo que los populares creen estar aventajados, aunque subir en escaños se vea complicado.
No se descarta, por tanto, gobernar en solitario. Todo sea por evitar unas terceras elecciones, que serían, en palabras de Rajoy, “un disparate”. “Yo estoy dispuesto a gobernar en solitario; creo que no sería ni mucho menos lo mejor para España, porque creo que habría que dejar gobernar al que tuviera más votos”, declaró el candidato del PP en un desayuno informativo en Barcelona.
LLAMADAS A LA “MODERACIÓN”
Rajoy comenzó la campaña electoral solicitando el voto a “todos aquellos españoles que se sintiesen moderados”. Precisamente, durante su ruta electoral por 13 comunidades autónomas la “moderación” ha sido su mejor baza y ha presentado a su partido como el de la “certidumbre”, la “responsabilidad” y el único capaz de poner un dique de contención a la radicalidad.
Desde el primer día, el jefe del Ejecutivo en funciones tuvo claro que el rival a batir ya no era el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, sino el candidato a la Presidencia de Unidos Podemos. Sólo hay dos opciones, reconoció en su segundo día de campaña, “el PP o un gobierno nucleado en torno a Podemos”.
Tras dos días lanzando pequeños dardos contra Podemos y presentándose como el candidato más experimentado, Rajoy hizo un inciso para preparar el ‘debate a cuatro’, que fue valorado por fuentes populares como un ‘todos contra Rajoy’.
Especialmente duras fueron las palabras que le dedicó el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera. Sobre la contienda televisiva más esperada de la campaña, Rajoy dijo haber sacado en claro que la alternativa a su mandato es tan solo “mucho ruido”.
“EL VOTO A C’S NO SIRVE”
A partir de ahí, el jefe del Ejecutivo en funciones y los dirigentes regionales empezaron a elevar el tono contra Ciudadanos y Rajoy se lanzó a pedir apoyos expresos a los votantes de la formación naranja, al considerar que la división del voto moderado acaba “en nada” o beneficiando directamente a Podemos.
Rajoy llegó a cifrar en 25 las provincias españolas en las que respaldar a la formación naranja no sirvió para conseguir representación parlamentaria, unos restos que finalmente benefician a Pablo Iglesias y a los suyos. “El voto a Ciudadanos no es un voto útil para parar a los extremistas y los radicales”, sentenció.
Uno de los mensajes centrales de la campaña ha sido que sólo un gobierno liderado por Rajoy será capaz de luchar contra los “malos” y “radicales” de Podemos. En el momento en el que las encuestas dieron por seguro el ‘sorpasso’ de Unidos Podemos al PSOE, los populares empezaron también a reseñar que sería una catástrofe para la economía y la recuperación que Iglesias se instale en La Moncloa.
SÁNCHEZ, EL AUSENTE
Sin duda, el gran olvidado por los populares estos días ha sido el líder de los socialistas, al que Rajoy sólo ha nombrado para recordarle su veto tras el 20-D. El PP ha apelado una y otra vez al “voto útil” y también ha invitado a los “muchos votantes socialistas que se sienten moderados” a que se sumen al PP para, de esta forma, evitar un Gobierno de Podemos.
La campaña del PP se vio empañada el martes 21 de junio, cuando el diario ‘Público’ difundió grabaciones en las que el ministro del Interior en funciones, Jorge Fernández Díaz, habla con el jefe de la Oficina Antifraude de Cataluña, Daniel de Alfonso Laso, sobre investigaciones que podrían afectar a miembros de ERC y CDC.
El resto de candidatos a presidir el Gobierno pidieron inmediatamente la dimisión del ministro y centraron sus discursos en este escándalo. “Alguien quiere pescar en río revuelto para ver qué saca”, afirmó Rajoy el día siguiente. Ahora, los populares tienen que esperar hasta mañana para constatar si el ‘efecto Fernández Díaz’ influye de alguna manera en sus votantes.
(SERVIMEDIA)
25 Jun 2016
MFN/gja