"El tema de los abusos a menores y el de la violencia a las mujeres prácticamente se sustentan sobre un modelo familiar que (la Iglesia católica) ha defendido tradicionalmente", declaró a Servimedia Ángeles Álvarez, portavoz de la Red Feminista de Organizaciones de Violencia hacia las Mujeres.

Álvarez hizo estas consideraciones tras conocerse que el predicador de la Casa Pontificia, Raniero Cantalamessa, denunció y calificó de "grave" la violencia hacia las mujeres ejercida por los hombres en su homilía de Viernes Santo, titulada precisamente "los hombres tienen que pedir perdón a las mujeres".

Para la portavoz de la citada red, la Iglesia católica "defiende, por un lado, el modelo que genera el conflicto y, por otro, se echa las manos a la cabeza y eso no tiene mucho sentido".

Desde esta perspectiva, se mostró "sorprendida" porque la jerarquía eclesiástica "haga una reflexión por este lado y se resista a la vez a los cambios en la relación entre hombres y mujeres".

Por este motivo, la Red recomendó a la curia romana que reflexione sobre el hecho de que "hay un modelo relacional histórico que ha generado ese tipo de violencia en las familias y que es el que (la Iglesia) ha defendido a capa y espada".

Por su parte, la presidenta de la Asociación de Mujeres Juristas Themis, Altamira Gonzalo, manifestó que "la Iglesia lleva muchos años, siglos incluso, no estando del lado de las mujeres y de las niñas", porque ha visto desde un "silencio evidentísimo" como muchas de ellas han sido asesinadas.

LLEGA "UN POCO TARDE"

En su opinión, "es una vergüenza" que la Iglesia católica no haya condenado hasta ahora la violencia de género, una valoración con la que coincidió Yolanda Besteiro, presidenta de la Federación Española de Mujeres Progresistas, quien consideró que las declaraciones de los pontífices sobre este aspecto "llegan un poco tarde".

Aunque "tarde", prosiguió Besteiro, la condena de los malos tratos hacia las mujeres por parte de la Iglesia constituye "un paso muy oportuno para visibilizar la existencia del problema y para condenar a los maltratadores".

Y es que, concluyó la representante de Mujeres Progresistas, la condena por parte de la jerarquía católica a los malos tratos hacia las mujeres es "un paso positivo y oportuno" porque hasta ahora la Iglesia no sólo no había denunciado la violencia machista, sino que, en cierto modo, la había justificado al llamar a las esposas a la "obediencia ciega" hacia sus maridos.