En este encuentro, organizado por la Sociedad Española de Patología Digestiva, se presentó un nuevo dispositivo que se acopla al colonoscopio y consigue ampliar el campo de visión, permitiendo examinar zonas ocultas.

Según afirmó el doctor Leopoldo López Rosés, jefe del Servicio de Aparato Digestivo del hospital Lucus Augustí, de Lugo, en las tradicionales endoscopias “la sensibilidad de la colonoscopia no es del 100%, pudiendo pasar desapercibidas lesiones en alrededor de un 20% de las exploraciones. Esta es una de las razones por las que pueden aparecer los llamados carcinomas de intervalo, que son los que se diagnostican no mucho tiempo después de que el paciente haya sido sometido a una colonoscopia, en la que no se detectaron lesiones o se extirparon aparentemente todos los pólipos que existían en ese momento. Esto significa que el cáncer se detecta cuando, en teoría, debería ser imposible que se hubiera desarrollado, ya que el período de transición entre pólipo benigno y carcinoma es de muchos años”.

Este nuevo dispositivo visual ayuda a localizar adenomas de pequeño tamaño presentes en zonas inaccesibles para la colonoscopia convencional.

El doctor López Rosés añadió que “se trata de un cilindro, que se coloca en el extremo del endoscopio y que contiene unas aletas que se despliegan en el momento de la retirada del colonoscopio, aplanando con ello los pliegues y dejando al descubierto las lesiones de pequeño tamaño que pueda haber tras los mismos”.

El cáncer de colon es uno de los tumores malignos más frecuentes en España, con más de 28.000 nuevos casos cada año, y la segunda causa de muerte por cáncer en países desarrollados, según datos de la Fundación Española del Aparato Digestivo, que también subraya que el 90% de los casos se pueden curar si se diagnostican en fases tempranas.