Esta organización señaló que el seísmo que mató a cientos de personas el pasado 27 de febrero ha dejado a miles de niños sin hogar, viviendo en tiendas de campaña o hacinados en casas de personas que han acogido a sus familias.

Además, la mitad de los edificios escolares sufrieron daños o resultaron destruidos y casi 600.000 niños vieron interrumpida su educación escolar.

Mike Frew, que trabaja en la respuesta a la emergencia de Save the Children en Chile, señaló que muchos niños "han perdido el sentido de normalidad" debido a la pérdida de sus hogares y pertenencias y "sin la rutina de su vida escolar".

Por ello, Save the Children apoya a las comunidades y las instituciones gubernamentales en la provincia de Cauquenes (centro de Chile) para apoyar a los niños en edad escolar hasta que tengan escuelas a las que puedan volver.

Esta ONG ha formado a cientos de voluntarios para dar apoyo a los menores de las áreas afectadas por el terremoto a través de espacios seguros para los niños, donde éstos pueden jugar, expresarse y recuperar el sentido de la rutina y la estabilidad.

Save the Children consideró "una prioridad" proporcionar apoyo psicosocial y emocional a los niños porque en estos días han visto "muchas lágrimas y signos de depresión" en los menores a los que atienden.