Tras indicar que esta decisión “permitirá ahorrar costes y reducir la estructura administrativa" del Gobierno regional, explicó que esta empresa pública, adscrita a la Consejería de Medio Ambiente, Administración Local y Ordenación del Territorio, tiene un doble objetivo: la gestión del suelo público de la Comunidad de Madrid del que es propietaria y, desde 2006, la gestión de las obras de infraestructura del Prisma por encargo del Gobierno regional.

Cifuentes dijo que para asegurar la “eficiencia y continuidad” en el desarrollo de ambos objetivos, la extinción de la actividad de Nuevo Arpegio se desarrollará en dos fases.

La primera de ellas, como establece el informe conocido hoy por el Consejo de Gobierno, se concreta en el traspaso a Arproma de la gestión del Prisma, tanto de las obras pendientes de finalizar que corresponden al Prisma 2008-2011 como de los proyectos que se incluyan en el nuevo Programa de Inversiones 2016-2019 que la Comunidad de Madrid está consensuando con la Federación de Municipios de Madrid (FMM).

Arproma, también dependiente de la Consejería de Medio Ambiente, Administración Local y Ordenación del Territorio y cuyo objeto social incluye promover, financiar y gestionar la construcción de toda clase de infraestructuras y los servicios que se puedan prestar en ellas, no modificará su objeto social y pasará a denominarse Obras de Madrid. Gestión de Obras e Infraestructuras. Dijo que este traspaso de actividad deberá ahora ser formalizado por los Consejos de Administración y las Juntas Generales de ambas empresas.

Además, señaló que en una segunda fase se iniciará el proceso para la extinción de la empresa pública Nuevo Arpegio, lo que supondrá el traspaso de los activos de suelo de Nuevo Arpegio a la Comunidad de Madrid.