Junto a la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, Bono entregó condecoraciones concedidas por el Ejecutivo a miembros de la Comisión de Asuntos Exteriores de la octava Legislatura.

Estaban los miembros de la Mesa de ambas cámaras y los condecorados: Josep Antoni Duran i Lleida, Segundo Bru Parra, Santiago Lanzuela, José María Benegas, María José Porteiro, Esmeralda Iranzo, Amparo Ferrando y Gabriel Elorriaga.

En el acto, Bono criticó a quienes dicen “no ser políticos para ganarse el favor de quienes son propensos al titular fácil, generalizado y falso de querer identificar a los políticos con un colectivo ocioso o en el que las virtudes no estuviesen en el mismo nivel que en otro”.

La diferencia de los políticos con otros colectivos, aseguró, es que “no nos perdonamos ni una”, y si no son los adversarios los atentos a destacar lo que pueda ser criticable, son los propios “correligionarios los que filtran” esa circunstancia.

Bono aseguró que los políticos son el colectivo “más mirado, como debe ser”, pero apuntó que le gustaría ver sometidos a esa misma transparencia a otros muchos, porque no superarían “la prueba del escáner” y se podría comprobar comparativamente su honradez a pesar de “ejemplos que confirman la regla por su excepcionalidad”.

Fernández de la Vega explicó que con esas condecoraciones el Gobierno ha querido premiar virtudes cívicas de quienes han destacado en su servicio a España por su lealtad, dedicación al bien común, dignidad, responsabilidad y altura de miras.

Aseguró que son valores “imprescindibles” en democracia, a la que definió como “una planta robusta pero exigente” en cuyo cuidado hay que compromerse, más en un época de incertidumbre que requiere “acercar posiciones en todo lo que podamos y actuar siempre con lealtad”.