‘El Niño’ destruye el mayor atolón coralino del mundo al calentar el Pacífico

MADRID
SERVIMEDIA

El fenómeno climático de ‘El Niño’ ha matado el 80% de los corales de la isla de Navidad (noroeste de Australia), el atolón coralino con mayor superficie terrestre del mundo, el primer lugar poblado del planeta en dar la vuelta al calendario y perteneciente al pequeño país de Kiribati.

Ésta es la principal conclusión de un estudio realizado por un equipo de científicos marinos del Instituto de Tecnología de Georgia (Estados Unidos) y de la Universidad de Victoria (Canadá), que estuvieron casi un mes buceando en los arrecifes de Navidad en medio del océano Pacífico ecuatorial.

Los corales abarcan comunidades de animales y pequeñas algas fotosintéticas que mantienen una relación simbiótica y son muy sensibles a la temperatura, puesto que un aumento de tan sólo 1 o 1,5ºC es suficiente para generar estrés térmico. Entonces, el coral se vuelve incoloro y queda como un ‘esqueleto blanco fantasmal’, lo cual es conocido como blanqueamiento. Durante los episodios de aguas cálidas prolongadas, como el de ‘El Niño’, los corales decolorados pueden morir de hambre.

El actual episodio de ‘El Niño’ es uno de los más fuertes del último medio siglo. Se trata de un fenómeno natural que da entre dos y siete años y se produce por la interacción entre el océano y la atmósfera en las zonas oriental y central del Pacífico ecuatorial, lo cual eleva la temperatura superficial del agua en esta parte del planeta y cambia los patrones climáticos extremos en todo el mundo, especialmente en las regiones tropicales de África, Asia, Oceanía y América Latina, que son particularmente vulnerables a los peligros naturales.

Los investigadores señalan que lo que vieron en la isla de Navidad les perseguirá por mucho tiempo. “Es como si alguien ha arrojado una manta de color rojo o marrón difuso sobre el arrecife, convirtiéndolo de un único color”, apunta Kim Cobb, profesor de la Facultad de Ciencias de la Atmósfera de la Tierra y del Instituto de Tecnología de Georgia, quien añade: "Se ve bien de lejos, con toda la estructura de coral todavía en su lugar. Pero cuando nos acercamos, se ve que todo está muerto. Es muy inquietante".

Cobb y su equipo trabajaron con la bióloga Julia Baum y su grupo de investigadores de la Universidad de Victtoria en la isla de Navidad, situada a está a unos 240 kilómetros al norte del ecuador y a 2.150 kilómetros al sur de Hawai.

Cuando el equipo de Georgia visitó los arrecifes de Navidad el pasado mes de noviembre, entre el 50 y el 90% de los corales estaban blanqueados y hasta un 30% ya se encontraban muertos. Después de extensos estudios submarinos en todo el atolón, el equipo de Baum cree que el 80% de los corales murieron y un 15% se blanquearon, con lo que sólo un 5% estaban todavía vivos y sanos.

“PUEBLOS FANTASMA”

Baum apunta que “ver cambiar los arrecifes en poco tiempo es impactante”. "Nos preparamos para lo peor, pero verlo con nuestros propios ojos era surrealista. Los arrecifes de coral de la isla de Navidad son ahora como pueblos fantasma. Las estructuras están todavía allí, pero no hay nadie en casa", explica.

Las temperaturas en la isla de Navidad fueron entre 1,5 y 3ºC más altas de lo normal en los 10 últimos meses. "Este intenso estrés por el calor ha transformado algunos de los arrecifes de coral más saludables del mundo en cementerios", lamenta Baum, que afirma: "Hasta donde sabemos, éste es el mayor evento de mortalidad masiva de corales de la historia en un único lugar".

Cobb y Baum piensan que los arrecifes de Navidad necesitan al menos una década para recuperarse, pero no volverán a ser los mismos debido a la previsión de temperaturas más cálidas que la media y menor acidez del océano, consecuencia del aumento de los gases de efecto invernadero.

Cobb subraya que “cuando los arrecifes remotos, como los de la isla de Navidad, sucumben al estrés por temperaturas altas es una llamada de atención para el resto de los arrecifes del mundo, que estarán bajo una creciente presión por el cambio climático".

"La gente de la isla de Navidad depende de los arrecifes para su alimentación y su medio de vida, por lo que se van a ver afectados profundamente por este evento", comenta Baum, que, junto a su equipo, estudiará los arrecifes en los próximos años para evaluar su recuperación y aprender más sobre cómo algunos corales resisten al calor.

Al mismo tiempo, Cobb y su equipo trabajarán para determinar si el actual episodio de ‘El Niño’ es un presagio de otros que continuarán bajo la influencia del cambio climático. "Este evento es un recordatorio de que los efectos del cambio climático están sucediendo ahora y que las decisiones que tomamos sobre las emisiones de gases de efecto invernadero en las próximas décadas tendrán efectos a largo plazo", concluye.

(SERVIMEDIA)
15 Abr 2016
MGR/gja