Blanco ve entre la izquierda y la derecha de EEUU la mayor confrontación ideológica desde el fin del comunismo

- Proclama el papel del Estado como garante de la igualdad de derechos

MADRID
SERVIMEDIA

El ministro de Fomento y vicesecretario general del PSOE, José Blanco, interpreta que el debate surgido en Estados Unidos en torno a la reforma sanitaria refuta el "tópico" de que en ese país "no hay diferencias ideológicas de fondo entre los dos grandes partidos" y "la frontera entre la derecha y la izquierda allí no es tan reconocible como en Europa". Para Blanco, desde comienzos de siglo "la sociedad norteamericana es el escenario de la mayor y más trascendente confrontación ideológica que hemos conocido desde el hundimiento del comunismo".

Así lo expresa el ministro en la entrada de hoy de su blog, recogida por Servimedia, en la que asegura que en EEUU "se enfrentan dos concepciones totalmente distintas del mundo, de la sociedad y de la vida", y "se tratan cuestiones mucho más fundamentales" que las "muy artificiosas disputas que con demasiada frecuencia protagonizan nuestra banalizada y estereotipada vida política". Diagnostica Blanco: "Aquí el debate político está lleno de adjetivos; allí predominan los sustantivos".

En opinión del número dos del PSOE, "la sociedad norteamericana está dividida prácticamente en dos mitades en torno a esas dos grandes corrientes: una progresista y otra conservadora, ésta última con una preocupante deriva radical y ultrasectaria". Y el centro del debate es "la cuestión de los derechos", que, según él, debe garantizar el Estado, " el único poder que es de todos por igual".

En esa línea, Blanco argumenta: "El discurso ideológico contra lo público, que pretendidamente se basa en la defensa de los derechos del individuo, en realidad es una agresión contra ellos. Porque los derechos son de todos sobre el papel, pero en la realidad no todos tienen la misma posibilidad de ejercerlos. Unos pueden más y otros pueden menos. Y lo que la derecha exige es que el poder público se declare neutral –o aún mejor, que no comparezca- en esa relación desigual entre quienes pueden más y quienes pueden menos, que renuncie a su papel. Es decir: que deje de ser público como primer paso para dejar de ser poder".

Aplicando esta premisa a la reforma sanitaria estadounidense, el ministro se pregunta: "Combatir la enfermedad, defender la propia vida ¿es una posibilidad que el mercado ofrece a quien quiera y pueda pagarla o es un derecho que la sociedad reconoce a todos sus miembros cualquiera que sea su capacidad económica?". Y responde que, a su juicio, "la duración de la vida debería depender sólo del organismo de cada uno y no de su cuenta corriente". Sin entrar en detalles técnicos, ello le conduce a "valorar la extraordinaria dimensión histórica" de la reforma.

(SERVIMEDIA)
22 Mar 2010
KRT/MML/lmb