El 73% de las islas pequeñas tendrán menos agua dulce a mediados de siglo

- Un 23% más de lo que se creía hasta ahora, debido a la evaporación

MADRID
SERVIMEDIA

El 73% de las islas pequeñas de todo el mundo serán más áridas a mediados de este siglo, frente al 50% de lo que se creía hasta ahora, lo que deja a unos 18 millones de personas “computacionalmente privadas de sus derechos” sobre el agua dulce debido a una mayor evaporación.

Ésta es la conclusión de un estudio dirigido por Kris Karnauskas, del Instituto Cooperativo para la Investigación en Ciencias Medioambientales (Cires, en sus siglas en inglés), perteneciente a la Universidad de Colorado en Boulder (Estados Unidos) y publicado en la revista ‘Nature Climate Change’.

Las naciones isleñas se enfrentan a la mayor parte de los efectos del cambio climático: aumento del nivel del mar, disminución de los recursos y amenazas a la infraestructura y a su economía. Sin embargo, miles de estas islas son demasiado pequeñas para que sean tenidas en cuenta en los modelos climáticos globales utilizados por los científicos para medir los efectos de la subida de temperaturas.

El estudio de los investigadores de Cires incluye una nueva forma de modelar los efectos del cambio climático en las islas y muestra que los análisis previos subestimaron la cifra de las que serán más secas a mediados de este siglo, puesto que este efecto afectará a un 73% de ellas y no al 50% considerado anteriormente.

Además, el estudio añade que los efectos conocidos del calentamiento en los sistemas isleños de agua dulce pueden ser incompletos, ya que los modelos climáticos globales de ahora muestran que el 50% de las islas serán más húmedas y el 50% restante, más secas, pero no contabiliza todas las islas, con lo que Karnauskas y sus colaboradores encontraron que el 73% en realidad serán más secas debido a una mayor evaporación.

El problema está en que los modelos climáticos no son en general tan finos, puesto que dividen el planeta en una rejilla y cada celda de la malla es de aproximadamente 240 por 210 kilómetros, es decir, se trata de un espacio bastante grande, con lo que resulta poco práctico incluir una pequeña isla o incluso un grupo isleño como la Polinesia Francesa.

“Piense en pixeles. Si son demasiado grandes para resolver las pecas en la nariz de una persona, no se pueden ver esas pecas. Tienes que tener pixeles súper finos para la resolución y, francamente, los modelos climáticos globales no fueron diseñados para hacer eso”, explicó Karnauskas.

PRECIPITACIÓN Y EVAPORACIÓN

Los pixeles de los modelos son demasiado grandes y conviene utilizar una escala más refinada. Por ejemplo, la isla de Pascua, que está a 3.512 kilómetros de la costa de Chile en el Pacífico sur, es pequeña y el único lugar de tierra en su cuadrícula, es decir, el modelo climático no puede concretar ese nivel de detalle. Por tanto, en los modelos actuales la isla de Pascua no existe y toda la rejilla considera esa zona como océano abierto.

Así ocurre en otras islas de todo el mundo y es un problema cuando se trata de saber los efectos del cambio climático en los suministros de agua dulce. A diferencia de los continentes o de las islas más grandes, no se están calculando las consecuencias del calentamiento sobre el agua dulce de estas islas más pequeñas y aisladas.

Para entender cómo el cambio climático afectará al agua dulce, los científicos tienen que entender lo que está pasando con la precipitación y evaporación. La primera es fácil: los modelos climáticos globales de ahora pueden decir todo de la precipitación sobre la tierra o sobre el océano. Incluso en una cuadrícula como la que incluye la isla de Pascua se puede calcular la cantidad probable de precipitación.

Sin embargo, la evaporación es otra cosa. Cuando se trata de esas islas pequeñas, los modelos no muestran cuánta agua se está evaporando porque esos territorios no existen en los modelos, ya que es todo océano allí. Tampoco se puede calcular empleando la cantidad de evaporación del océano porque ésta sigue otros principios físicos que los del agua evaporada de la tierra.

Sin saber qué cantidad de agua se está evaporando fuera de estas islas, no ha habido ninguna manera de saber exactamente cómo se ven afectados los suministros de agua dulce. Karnauskas y equipo desarrollaron una manera de obtener la información necesaria para saber lo que está pasando en esas islas.

Esencialmente, los científicos analizan el clima por encima de la superficie de la isla para hacer una aproximación de su clima actual. Pueden hacer esto porque muchas de las islas son tan pequeñas que el clima isleño no es muy diferente al del océano, especialmente en un promedio de al menos un día. Eso ha sido verificado incluso en islas tan grandes como Maui (Hawai), donde los datos de las estaciones meteorológicas en los aeropuertos muestran sorprendentemente poca diferencia respecto de los datos de estaciones meteorológicas situadas a cientos de kilómetros de la costa.

Los científicos no necesitan saber nada de la tierra para predecir la evaporación, sino lo que está sucediendo en la atmósfera cerca de la superficie. A partir de esa información y de algunas herramientas desarrolladas en el campo de la ingeniería, se puede deducir cuánta agua se evapora y, por tanto, obtener una imagen más precisa de la relación entre precipitación y evaporación en un área en particular.

Karnauskas señaló que su trabajo es muy importante para la comprensión del cambio climático en estas regiones y para la consideración de la salud y la seguridad humana. Una gran mayoría de las personas que viven en las islas pequeñas utilizan la lluvia como fuente de su agua potable. Y para los que ya tienen problemas de salud debido a la calidad del agua, el aumento de la presión sobre los sistemas de agua dulce exacerbará esta situación.

(SERVIMEDIA)
12 Abr 2016
MGR