Según informó la Policía, los arrestados imitaban páginas web reales para ofertar sus supuestos productos. Los detenidos utilizaban documentaciones falsificadas para abrir cuentas corrientes en bancos españoles en las que ingresaban los beneficios obtenidos.

En poco más de dos meses, las víctimas transfirieron desde varios países europeos más de 175.000 euros a los estafadores, que después no enviaron la maquinaria que vendían. El dinero procedía de distintos países de la Unión Europea, como Grecia, Italia, Polonia, Alemania, Eslovenia y Francia.

Las cuentas las abrían con documentación falsificada, remitida desde la República Checa, elaborada por un experto falsificador de nacionalidad serbia residente en aquel país.

Una vez transferido el dinero por las supuestas ventas de la maquinaria, éste se retiraba inmediatamente y, a través de empresas de envío de dinero, los miembros de la organización lo remitían a Rumanía. En este país realizaban inversiones en bienes muebles e inmuebles para blanquear los ingresos obtenidos.