Así lo subrayaron responsables de la organización en un encuentro informativo en Madrid en el que se presentó el documento ‘La prostitución desde la experiencia y la mirada de Cáritas’, elaborado a partir de la experiencia que Cáritas desarrolla desde hace 30 años en 10 proyectos en España, con los que atiende al año a 2.200 mujeres.

A partir de esa experiencia, Cáritas ha trazado un perfil de mujer que ejerce la prostitución que corresponde al de jóvenes (con dificultades para establecer su mayoría de edad), de origen extranjero (nigerianas, rumanas y brasileñas, principalmente), bajo nivel educativo y con menores a su cargo.

Ante ellas, la sociedad se comporta de forma "hipócrita" y alejándolas, pues "por un lado estamos debatiendo la incorporación de la prostitución en el PIB y por otro lado estamos expulsando a las mujeres a las periferias”. Así lo subrayó este jueves Hilde Daems, del programa de Mujer, Prostitución y Trata de Cáritas, que también dijo que esas mujeres también suelen proceder de situaciones de pobreza y exclusión, y a veces han sufrido discriminación y violencia, y tienen muy complicado abandonar el círculo de la prostitución.

Por ello, los voluntarios de la ONG acuden a los lugares donde ejercen (la calle, clubs, pisos) y han logrado que casi la mitad de esas mujeres atendidas acudan a los centros de Cáritas. Una vez que se crea con ellas un vínculo de confianza cuentan sus experiencias (que conllevan numerosos problemas sanitarios y psicológicos), pero también “sus miedos y sus sueños”.

NI PROHIBIR NI REGULARIZAR

Ante el sufrimiento de estas mujeres, en un 80% de los casos extranjeras (aunque con la crisis se ha percibido que españolas y sudamericanas han vuelto a ejercer la prostitución para recabar ingresos), la ONG pide un abordaje “global”, que contemple la educación de los jóvenes en igualdad y concienciación social más allá del debate prohibicionista o de regularizar la prostitución.

“Hay tendencia a expulsar a las mujeres a las periferias, nos molestan, no las queremos ver. Hay tendencia a derivarlas a situaciones más vulnerables”, denunció Daems, que recordó que se trata de un negocio “muy rentable” que mueve tanto dinero como el tráfico de armas y drogas juntos.

Para Francisco Cristóbal, director del Área de Desarrollo Local de Cáritas, “el diálogo social en torno a la prostitución no está cerrado” y pidió que no se criminalice a la mujer. “Muchas de las medidas de la Administración tienen que ver con la mujer, que desde nuestro punto de vista es una víctima y que está en una situación de pobreza y exclusión. Esto hay que hablarlo de forma tranquila y sosegada, no podemos seguir apartando el tema”, dijo.

Daems añadió que “hay que ir más a las causas, a los países de origen, a la desigualdad y a la pobreza”, por lo que Cáritas no elige ni el modelo regularista ni el prohibicionsita. “Trabajamos por la mujer, por el respeto de los derechos humanos”, agregó.

Mª Luz Vicent narró que el primer objetivo del proyecto ‘Jerejere’ de Cáritas Valencia es establecer un vínculo de confianza para que las mujeres “vean una posibilidad de salida y una alternativa”. Después, la organización trabaja en la acogida y otras necesidades, como las sanitarias o el aprendizaje del castellano.

Lourdes Pazo, que trabaja en el proyecto Vagalume, impulsado por Cáritas Santiago, contó las dificultades que pasan estas mujeres para sobrevivir y las muchas dificultades que tienen que estas mujeres para abandonar ese círculo. “Es muy difícil salir”, insistió. También recordó que en los últimos años han percibido casos de mujeres que han recurrido a la prostitución “para completar” los ingresos del mes.