Según el informe publicado hoy, se observan desequilibrios en Finlandia, Alemania, Irlanda, Países Bajos, España, Suecia y Eslovenia, mientras que en Bulgaria, Croacia, Francia, Italia y Portugal los desequilibrios son "excesivos".

En concreto, en el caso de España, la Comisión reclama más acciones en relación "a los procesos de fijación de salarios, innovación y formación y cumplimiento con el Pacto de Estabilidad y Crecimiento".

No obstante, dejan claro que en los últimos años la economía española ha experimentado un cambio de tendencia "significativo" fruto de las reformas desarrolladas en respuesta a la crisis.

"Las reformas estructurales han contribuido a suavizar las rigideces que existían en los mercados de trabajo y de productos", apunta el documento de la CE.

En este sentido, constatan que la recuperación se reforzó en 2015, con un crecimiento "muy por encima" de la media de la zona del euro. Además, la recuperación fue acompañada de una "fuerte" creación de empleo en un contexto de moderación salarial continuada.

En este punto, la Comisión Europea augura que el crecimiento disminuirá en el futuro, aunque siga siendo "robusto". Además, existen "riesgos" de sobreestimación de estas perspectivas de crecimiento, derivados especialmente del sector exterior.

Además, el crecimiento podría verse afectado negativamente por una ralentización más pronunciada de lo previsto en algunas grandes economías emergentes y una deceleración en el programa de reformas en 2015.

"Aunque se avanza en el ajuste de los desequilibrios detectados, sigue siendo problemático garantizar una senda equilibrada, duradera e integradora del crecimiento a largo plazo", dice la Comisión.

Por ello, el número de desequilibrios sigue siendo "elevado" y su naturaleza, magnitud e interrelaciones "aún hacen que España sea vulnerable a las perturbaciones".

En particular, la "elevada" deuda pública y privada, que se refleja en el "altísimo" nivel de pasivos externos netos, expone al país a riesgos derivados de fluctuaciones de la confianza en el mercado "y es una rémora para la economía".

Además, el desempleo aún elevado y el riesgo de exclusión del mercado laboral, que afecta en particular a los jóvenes y las personas escasamente cualificadas, "obstaculizan el ajuste y conllevan elevados costes sociales".

Por otra parte, el "escaso" incremento de la productividad hace que los aumentos de la competitividad pivoten en torno a las ventajas en materia de costes, que afectan también a las condiciones laborales y la cohesión social.

La Comisión Europea no se resiste a valorar la reestructuración financiera e indica que la estabilización del sector bancario "progresa adecuadamente", lo que refuerza la resiliencia de la economía.