El estudio, titulado "La percepción de los problemas de Drogas en España 2004", revisa la evolución en la imagen colectiva de las personas drogodependientes que se ha producido desde 1998 hasta la actualidad.

Los datos cuantitativos han sido obtenidos mediante 1.700 entrevistas a personas de entre 15 y 65 años. Esta muestra permite extrapolar los datos al conjunto de la sociedad española.

Así, el informe destaca que ese 56% de españoles que en 2004 tenía conocimiento de consumidores de drogas ha bajado en un 2% respecto a 1998. Por sexos, ese porcentaje es mayor en hombres que en mujeres, 63,8% frente a 36,2%. Los consumidores de cocaína (94,8%) son los más conocidos, seguidos de los consumidores de heroína (92,9%).

Actualmente, el 30,3% de la población siente hacia los drogadictos fundamentalmente pena o lástima; el 12.2% miedo y el 9,3% rechazo explícito. No llega al 10% los que sienten fundamentalmente deseo de ayudar (8,2%), mientras que el 23.3% dice que los adictos no le producen ninguna reacción en especial y el 12,8% confiesa "pasar de ellos".

Los cambios respecto a 1998 son evidentes: aunque la reacción mayoritaria sigue siendo la pena o lalástima, el porcentaje se ha reducido un 13% en estos cinco años (del 43,3% al 30,3%).

El deseo de ayudar era en 1998 la segunda reacción más mencionada, que ha pasado al último lugar en 2003, con un descenso de un 10% (del 18% al 8.2%). La sensación de miedo ha aumentado levemente (de un 11,5% al 12,2%) y el rechazo frontal ha descendido levemente (del 10,1% al 9,3%).

En 2004, la indiferencia identificada (no producen reacción especial) se convierte en el segundo sentimiento por orden de importancia, unido al "paso de ellos", que experimenta un aumento del 13,3% al 36,1, la diferencia más relevante y significativa respecto a la percepción que se tiene de los consumidores.

RECHAZO

El grado de rechazo aumenta según se plantea una proximidad más íntima o personal, de modo que algo más de la mitad de la población declara que no le disgustaría compartir todos los escenarios planteados con drogadictos, al menos teóricamente.

Respecto a las situaciones concretas, por orden de importancia cuantitativa, el 29,1% de los entrevistados se sentiría a disgusto con la posibilidad de que un familiar cercano entablara una relación personal con un drogodependiente, mientras que, paradójicamente, desciende al 19,6% la proporción de quienes rechazarían casarse con un consumidor adicto.

El 11,6 % no querría vivir en la misma escalera, y sólo el 7,6% rechaza vivir en el mismo barrio. En cuanto a entablar relaciones de amistad, el 7,8% se negaría a salir en el mismo grupo y el 7% a ser amigo de un drogadicto.

Finalmente, el 7,9 % rechaza la posibilidad de trabajar junto a una persona de esas características y sólo el 1,9%, la de estudiar en el mismo espacio junto a ella.