Así lo aconseja Facua en un comunicado, donde explica que se trata de una medida de precaución ante posibles problemas futuros, guarden o no relación con la situación de la empresa matriz.

Además, explica que la gran mayoría de clínicas Vitaldent son franquicias, propiedad de empresarios ajenos a la cúpula de la empresa, así que no tienen por qué cerrar aunque el desprestigio de la marca puede llevarles a cambiar los nombres de sus establecimientos.

Sin embargo, advierte de que no hay que descartar que se den casos de clínicas que no sean capaces de reconducir la situación y la pérdida de clientes les aboque al cierre, ni tampoco el cierre de centros Vitaldent que no sean franquicias, sino propiedad de la empresa matriz.

En el caso de que cierre el centro Vitaldent donde estaba contratado un tratamiento, Facua sostiene que el paciente tiene derecho a exigir responsabilidades legales tanto a su propietario, si se trata de una franquicia, como a la empresa matriz.

Estas responsabilidades van desde asumir el coste que represente la continuación del tratamiento en otra clínica dental hasta la devolución de la totalidad o una parte del dinero que ya se hubiera abonado, así como la posible indemnización si la falta de atención ocasiona perjuicios a la salud.

En cuanto a los contratos de financiación de un tratamiento dental a través de Vitaldent, apunta que al tratarse de un préstamo que vincula a la financiera con la prestación del servicio, si éste se paraliza el cliente tiene derecho a dejar de pagar el préstamo y a exigir a la entidad financiera la devolución total o parcial, según los casos, de las cantidades que ya se hubieran abonado.

Por último, aclara que en caso de que la franquicia de Vitaldent donde se recibe un tratamiento modifique su denominación comercial, la relación contractual con el cliente no cambia, por lo que se mantienen sus condiciones.