El CJE considera que la ablación es una de las expresiones de violencia de género más complicadas de erradicar al estar arraigadas en culturas donde no se percibe como un atentado contra los derechos humanos de las mujeres. A pesar de ello, insta a las instituciones a emprender campañas de sensibilización para que esta costumbre deje de ser considerada un hecho cultural y se vea como una agresión a la libertad y a la salud de las mujeres que hay que erradicar de acuerdo con la resolución de la ONU aprobada en 2012.

A través de un comunicado difundido en ante el 6 de febrero, el consejo afirma que la mutilación genital femenina es "un cruel reflejo de la desigualdad de género que trata de impedir el placer femenino a través de la sexualidad, además de una práctica muy peligrosa que no sólo sitúa al borde de la muerte a muchas mujeres y niñas, sino que, a largo plazo, puede generar graves complicaciones para la salud de las mujeres y problemas en el parto".

Por último el organismo resalta que según datos de Unicef, en 2013, más de 125 millones de mujeres y niñas han sufrido algún tipo de mutilación genital en 29 países de África y Oriente Medio y, para poner fin a ello, reclama a los entes públicos que impulsen políticas sociales, formando al personal sanitario para que reconozcan los casos de MGF y pueda asesorar y tratar adecuadamente a las pacientes que hayan sufrido esta práctica.