Al filo de las 15.00 horas, la presidenta del tribunal, Samantha Romero, ha acordado un descando de hora y media para que los asistentes al juicio pudieran comer, después de casi seis horas de debate de las cuestiones previas planteadas por los acusados.

Los abogados, incluidos los letrados que defienden a la hermana del Rey, han ido saliendo del edificio para comer en alguno de los bares y restaurantes cercanos al edificio donde se celebra el juicio.

La expectación era máxima. Como estas mañana, decenas de cámara y fotógrafos esperaban la salida del matrimonio para tomar una instantánea. Urdangarin y su esposa han preferido ahorrarse el trance y se han quedado en la Escuela de Administraciones Públicas de Baleares.

Dentro no hay cafetería, ni servicios de restauración. Únicamente unas máquinas expendedoras de comida envasada. Sandwiches, patatas fritas, galletas, agua y café, es lo que tendrán a la mano los exduques de Palma para pasar el receso

El cansancio hacía mella en los letrados. Cristóbal Martell, abogado de Miguel Tejeiro Losada, el cuñado de Diego Torres y exsecretario de la Junta Directiva del Instituto Nóos, se dirigió a los periodistas a los que dijo “¡qué paciencia tenéis!” y con un elocuente gesto dejó claro que tocaba comer y recuperar fuerzas antes de retomar la sesión.