Desde las 9.15 horas de este lunes, ambos se sentaban juntos en la última fila de acusados. Hasta las 14.00 horas no se dirigieron la palabra y apenas se cruzaron alguna mirada furtiva. En ese momento, Jaime Campaner Muñoz, abogado de Salvador Trinxet, empleado de la empresa Goes Center y acusado de blanqueo de capitales, pidió al tribunal un receso de “dos minutos de reloj” para iniciar su exposición.

Tras casi cinco horas de sesión dedicadas a la cuestiones previas, el cansancio hacia mella en acusados y letrados. Fue entonces cuando una de las cámaras que ofrecen la señal institucional de la sala recogió como Urdangarin y Torres conversaban relajados y gesticulando con aparente normalidad.

Al mismo tiempo, en la otra punta de esa misma fila de acusados, su esposa la infanta Cristina, intercambiaba también unas palabras con su vecino de la izquierda, precisamente Salvador Trinxet, cuyo abogado había solicitado el tiempo muerto.

Incluso alguno de los acusados aprovechó para estirar las piernas y ponerse de pie. Viendo que la relajación se iba apoderando de los acusados, la presidenta del tribunal, Samantha Romero, les advirtió que la grabación de la sesión no se había parado y que sus palabras podían quedar registradas, lo que acabó con las conversaciones.