(REPORTAJE)

España cumple 30 años en la UE

MADRID
SERVIMEDIA

A las 20.53 horas del 12 de junio de 1985, España culminó su larga marcha hacia Europa con la firma, en el Palacio Real de Madrid, deL Tratado de Adhesión a la Comunidad Económica Europea. La entrada en lo que hoy se conoce como UE se hizo efectiva el 1 de enero de 1986, hace hoy exactamente 30 años. España, por fin, dejaba atrás el aislamiento internacional al que había sido sometido durante la dictadura.

España y Portugal firmaron su adhesión a las Comunidades Europeas el 12 de junio de 1985, con un doble acto en Lisboa y en Madrid. En España, la rúbrica tuvo lugar en el Salón de Columnas del Palacio Real, y contó con la asistencia del entonces presidente del Gobierno, Felipe González; del rey Juan Carlos I, y del entonces presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors, entre otros.

Las negociaciones con Bruselas se habían cerrado definitivamente el 29 de marzo de 1985. “Esa noche hubo un gran entusiasmo”, declaró a Servimedia Andrés Ortega, investigador senior asociado del Real Instituto Elcano y corresponsal de El País en Bruselas durante el proceso de adhesión: “Muchos brindaron con champán, porque por fin España cogía el tren que había perdido cuando empezó el proceso de construcción europea”.

OCHO AÑOS DE NEGOCIACIONES

La marcha hacia Europa fue “larga y complicada”, según dijo a Servimedia la directora de la Representación de la Comisión Europea en España, Aránzazu Beristain. Comenzó formalmente bajo la presidencia de Adolfo Suárez, con la solicitud del Gobierno español al Consejo de Ministros de las Comunidades Europeas el 26 de julio de 1977, pero hasta el 5 de febrero de 1979 no se abrieron oficialmente las negociaciones, que fueron conducidas a lo largo de dos gobiernos, los de Leopoldo Calvo Sotelo y Felipe González.

“Las conversaciones se demoraron en muchas ocasiones y hubo momentos en que parecían llegar a un punto muerto”, aseveró Beristain. Tras la firma en junio de 1985 el proceso se aceleró “y, finalmente, se llegó a buen puerto”: el Congreso ratificó la adhesión por unanimidad y el 1 de enero de 1986, por fin, los españoles pasaron a formar parte de la Unión.

Juan Cuesta, miembro del Team Europe y presidente de la organización europeísta Europa en Suma, recuerda que el ingreso de España y Portugal en las Comunidades Europeas (que pasó de tener 10 a 12 miembros) obligó a ambos países “a adecuar y armonizar la legislación en todos los ámbitos”. Había que garantizar que todos los miembros tenían “pautas de comportamiento similares”. Según Beristain, en el caso de España la negociación se agrupó en torno a 18 capítulos, que afectaban, entre otras cuestiones, a la agricultura, la pesca, los transportes, las instituciones o los regímenes especiales de Canarias, Ceuta y Melilla.

Algunos grandes cambios –como la implantación del IVA– se adoptaron antes de formalizar nuestro ingreso. Y, otros, como la moneda única, vinieron después. La transición definitiva de España y sus socios comenzó en 2002 y, en nuestro país, el euro convivió con la peseta aún durante dos meses.

TRES DÉCADAS DE CAMBIOS

La lista de los cambios vividos en los últimos 30 años es larga, y muchos de ellos son consecuencia directa de nuestra incorporación a la Unión Europea: “Uno fundamental es nuestra ciudadanía europea, algo que no es precisamente baladí”, menciona el presidente de Europa en Suma. "Hasta nuestra entrada en la UE éramos emigrantes en Europa, viviendo en barracones y con bajos sueldos; ahora somos ciudadanos europeos que buscamos trabajo en cualquier territorio de la Unión, con todos los derechos”.

Más allá de la libre circulación de personas y capitales, este experto destaca las oportunidades que brindan el llamado “plan Bolonia” (la armonización de los estudios universitarios y la homologación de títulos) y la creación de la zona Schengen, el acuerdo por el que varios países de Europa suprimieron los controles en las fronteras interiores y los trasladaron a las exteriores.

Andrés Ortega, del Real Instituto Elcano, se refirió también a la posibilidad de ser atendido por la sanidad pública de otros países cuando se está de viaje, y al impulso que los fondos europeos permitieron dar a la alta velocidad ferroviaria en España. Sin olvidar que “la pertenencia a la UE ha multiplicado nuestro poder hacia el exterior” y que, “si no hubiéramos entrado en el euro, probablemente habríamos vivido varias devaluaciones y shocks más duros todavía que la crisis”.

CONTRIBUCIÓN ESPAÑOLA

La pertenencia al “club europeo” ha provisto a España de una importante fuente de financiación a través de la Política de Cohesión. De hecho, según Aránzazu Beristain, nuestro país ha sido, en términos absolutos, “el mayor beneficiario de esta política”. Así, se estima que entre 1989 y 2020 España habrá recibido un total aproximado de 190.000 millones de euros de fondos de Cohesión.

Pertenecer a la UE ha beneficiado a nuestro país, pero España también ha puesto su granito de arena en el avance hacia una Europa mejor. Según Andrés Ortega, “los españoles hemos sido un modelo al mostrar que no hay necesidad de mermar la democracia en la lucha contra el terrorismo, el de ETA y el yihadista tras los atentados del 11 de marzo de 2004”. También “cuando recibimos a cinco millones de inmigrantes entre los años 1996 y 2006 sin que se generaran episodios de xenofobia, racismo ni movimientos políticos en ese sentido, que en otros países sí se han provocado”.

España, la quinta economía más grande de la UE y el quinto país más poblado, aporta 54 diputados al Parlamento Europeo (formado por un total de 751) y 1.040 funcionarios en los niveles de función más altos de la Comisión Europea (sobre un total de 13.590).

NO ES ORO TODO LO QUE RELUCE

Aunque el balance general de la adhesión española a la UE es, para estos expertos, más que positivo, también admiten la existencia de aspectos, cuanto menos, mejorables. “Las políticas anticrisis de la troika, centradas exclusivamente en la austeridad; el alejamiento de las preocupaciones sociales; la desconsideración de los dirigentes comunitarios hacia los resultados electorales en Grecia, imponiendo un programa de gobierno ajeno al aprobado por los ciudadanos; la incapacidad para hacer frente a la crisis de los refugiados…”. La “lista negra” de Juan Cuesta, de Europa en Suma, es larga y, en su opinión, “expresa claramente que en este momento no hay líderes europeos que se puedan llamar tales”.

Por si fuera poco, Andrés Ortega, del Real Instituto Elcano, añadió que, “con el euro y la crisis, muchas de las decisiones han pasado a la Eurozona sin que allí haya un control democrático suficiente”. “Se ha vaciado la democracia española sin reemplazarla por una democracia europea”, lamentó este experto.

FUTURO

Tras estas tres primeras décadas en el club europeo, algunos expertos se muestran escépticos hacia el futuro. “Europa está en un momento difícil porque tiene muchas dudas sobre cómo avanzar, sobre todo en la Eurozona. Hay muchos problemas derivados de las dinámicas internas de cada país, y algunos criterios de democracia se han debilitado”, añadió Andrés Ortega.

Pese a todo, Aránzazu Beristain se mostró optimista: “Tras cada periodo de crisis, la Unión ha salido más reforzada. Nos encontramos de lleno en un periodo de búsqueda de respuestas comunes al fenómeno de la migración irregular y de la lucha contra el terrorismo, y debemos ser conscientes de que solo en común podemos dar respuestas eficaces en un mundo globalizado. Es de esperar que España siga desempeñando un papel decisivo en la construcción europea”.

(SERVIMEDIA)
01 Ene 2016
LLM/gja