La esclerosis múltiple es una enfermedad progresiva con un curso oscilante e imprevisible que está dentro de múltiples programas de investigación y que en principio no tiene un tratamiento resolutivo. Tiene unas características particulares evolutivas donde se observa un potencial de recuperación espontánea en las fases iniciales de la enfermedad principalmente.

Esta enfermedad, con mucha frecuencia provoca la aparición de síntomas como problemas de movilidad, de espasticidad y de equilibrio, generando discapacidad y pérdida de la calidad de vida. Según el Cgcfe, diversas evidencias científicas demuestran la efectividad de la fisioterapia y del fisioterapeuta por su capacidad de identificar las necesidades que puedan tener los pacientes, jugando un papel importante en la recuperación física de las funciones básicas.

Por este motivo, el presidente del Cgcfe, Miguel Villafaina, declaró que “cuanto antes se inicie la fisioterapia, más efectiva puede resultar, ya que el momento de máximo potencial de adaptación y recuperación del sistema nervioso central tiene lugar, esencialmente, en las fases más iniciales de la enfermedad”.

Villafaina también recomendó mantener una rutina diaria de ejercicios terapéuticos a largo plazo para evitar que la sintomatología se agrave. “Es sabido que la mejoría conseguida decae con el tiempo y por ello es necesario un permanente seguimiento”, indicó.

A los síntomas expuestos acompañan otros como la fatiga, ataxia y alteraciones esfinterianas. Estos síntomas se ven beneficiados por un control farmacológico adecuado que define claramente la intervención de los fisioterapeutas como integrantes de un trabajo en equipo multidisciplinar, con el concurso de diferentes profesionales de la salud. Por estas circunstancias, Villafaina remarcó que “la intervención de los fisioterapeutas puede reducir la potencial discapacidad de los pacientes y maximizar su autonomía”.

Para finalizar, Villafaina expuso que “los programas de ejercicio terapéuticos han demostrado que la fisioterapia comporta beneficios relevantes en la fuerza muscular, la capacidad cardiovascular y los umbrales aeróbicos”. De esta forma, “se obtiene un progreso significativo en la capacidad de caminar, incremento de la actividad y las mejoras funcionales; mejoras en el nivel de dolor, la espasticidad y la prevención de complicaciones secundarias y un avance significativo de la salud y el bienestar”, concluyó.