En una entrevista en RNE recogida por Servimedia, aseguró que no descarta, y le gustaría “que así fuera”, que acabaran votando a Unidad Popular personas que se identificaron con las propuestas que defendía “el Podemos fresco y rupturista de mayo de 2014” y que han sido abandonadas por esa formación.

Propuestas como la nacionalización de empresas estratégicas, la salida de la OTAN o el proceso constituyente, dijo, siguen siendo defendidas por Unidad Popular, que conjuga “lo mejor de la lucha del movimiento obrero” y también la “radicalidad democrática” que exigía el 15-M.

Garzón expuso su convicción de que la ruptura de las conversaciones con Izquierda Unida para construir esa gran unidad popular se debió sobre todo a la victoria de un “alma interna” en el seno de Podemos que rechazaba esa posibilidad y que inmediatamente después emprendió ese “giro al centro” que ha llevado a Pablo Iglesias a asumir el compromiso con la OTAN, con el libre mercado energético o con la cultura de la transición.

Aunque muchas de las medidas de Podemos se pueden seguir considerando de izquierdas, cree que esa formación, al igual que PP, PSOE y Ciudadanos, ha “moderado” su discurso para intentar así “maximizar” sus opciones electorales, mientras que la apuesta de Unidad Popular sigue siendo “vencer convenciendo” mediante un ejercicio continuado de pedagogía política.

"ALIANZA DE LAS DERECHAS"

En un Parlamento que prevé el más fragmentado desde 1978, cree posible consolidar un grupo parlamentario que, a pesar de ser pequeño en número de diputados, pueda ser “determinante” en las políticas, como ocurre con la CUP en Cataluña, y que pueda contribuir a evitar una “alianza de las derechas” entre PP y Ciudadanos.

En ese sentido, cree “brillante” la estrategia de campaña del PP pidiendo el respaldo de Ciudadanos, porque con ello dice a los votantes de Albert Rivera que votarle a él equivale a que siga gobernando Rajoy, lo cual puede contribuir a frenar la “fuga de votos” a esa formación.

Tanto en RNE como en TVE, Garzón insistió en que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el candidato socialista, Pedro Sánchez, dejaron fuera de su debate 'cara a cara' los problemas que más preocupan a los ciudadanos, como los desahucios o la pobreza energética.

En el tema de la corrupción fue “bronco” y, aunque comparte que Rajoy es “corresponsable de la corrupción estructural” en su partido, cree que Sánchez se lo podría haber dicho manteniendo la radicalidad en el fondo pero “con mejores formas”.