González hizo esta afirmación en un mitin del PSOE en Vicálvaro (Madrid), en el que también participaron el portavoz socialista en la Asamblea de Madrid, Ángel Gabilondo; la líder del PSM y alcaldesa de Getafe, Sara Hernández; y la número dos el 20-D en la lista por Madrid, Meritxell Batet.

El expresidente dijo estar “contento” por la victoria de la oposición en Venezuela “contra todo pronóstico”. Destacó que ha trabajado en los últimos meses contra los “tiranuelos” que dirigen este país latinoamericano, por lo que celebró que la democracia se haya impuesto.

El exlíder socialista aprovechó esta referencia al resultado electoral en Venezuela para referirse a Podemos, aunque no lo citó expresamente, y a que desde este partido le señalen como uno de los exponentes de las “puertas giratorias”, en referencia a políticos que han pasado después a ocupar cargos en empresas.

“DEPENDENCIA” EXTRANJERA

En este sentido, González criticó que desde la formación morada se le critique por esto, cuando ellos “cobraban por asesorar a ese Gobierno que arruinó al país más rico de América latina”, en alusión al régimen chavista.

Añadió que la “más seria” incompatibilidad que debe introducirse para los políticos en España es no fiarse “de nadie que cobre por asesorar a un Gobierno extranjero y quiera ser representante nuestro”, de nuevo en referencia a Podemos y los supuestos pagos desde el Gobierno venezolano.

En este sentido, insistió en que “ahora hay unos muchachos que dicen que son nuevos” que se reclaman depositarios de los principios socialistas, “aunque después los dirigentes cobren por asesorar a Gobiernos que llevan a esos países al desastre”.

González destacó que nunca cobró por asesorar en misiones internacionales como las de la ex Yugoslavia, porque “uno no debe crearse una dependencia económica de ningún Gobierno extranjero y pretender defender a los ciudadanos españoles con libertad”, en alusión nuevamente a Podemos.

Respecto a los eventuales pactos tras el 20-D, el expresidente dijo que el PSOE debe buscar ser “claramente” primera fuerza y que el límite de los acuerdos tiene que estar en no entenderse con los “liquidacionistas” de España y el régimen constitucional, en referencia a la situación a los independentistas y la situación en Cataluña. Añadió, en referencia al derecho de autodeterminación, que “no existe ningún país del mundo que introduzca en su Constitución el germen de su disolución”.