En su discurso en un acto organizado por el Colegio de Economistas de las Islas Baleares, el gobernador indicó que la crisis ha tenido consecuencias “muy graves que no están superadas”, con “secuelas que todavía nos llevará tiempo hacer desaparecer”.

Linde subrayó que la economía española es una de las “más dinámicas” de la zona euro y del conjunto de la UE y que el “fuerte” crecimiento puede proseguir en 2016, aunque “hay riesgos externos e internos que podrían frustrar estas perspectivas”.

Por ello, destacó la necesidad de “consolidar las reformas emprendidas” y proseguir con la corrección de los desequilibrios acumulados, entre los que se encuentran unos altos niveles de paro y endeudamiento, además de “avanzar y cumplir” los compromisos de consolidación fiscal.

Del exterior, expuso, los principales riesgos para la economía española se asocian con la posibilidad de una caída más intensa de lo previsto de las economías emergentes.

Por su parte, en el ámbito interno el “principal riesgo es la posible incidencia de la incertidumbre acerca del curso de las políticas económicas a medio plazo sobre las decisiones de gasto de los agentes”, alertó.

En particular, destacó, estos riesgos se asocian a la “eventualidad de una pérdida de confianza por un agotamiento o retroceso en el proceso de reformas, o por incumplimientos de los compromisos de consolidación fiscal”.

EMPLEO

El gobernador del Banco de España hizo un repaso a la situación del mercado laboral, para apuntan que “las cifras de empleo mantienen un tono positivo”. Pese a ello, quiso dejar claro que la tasa de paro sigue siendo “muy alta, anormalmente alta en el contexto de la zona euro”.

Así, señaló que es fundamental mantener un ritmo de actividad “elevado y de seguir racionalizando” el mercado de trabajo “para evitar que la combinación de baja actividad e inadecuada regulación sean, como tantas veces ocurrió en el pasado, motores de la destrucción de empleo”.

Por otra parte, recordó que el Banco de España estima el avance del PIB en el 3,1% para el conjunto de 2015, y en el 2,7% para 2016. “La previsión es que este crecimiento se apoye en la demanda nacional, con aportaciones moderadamente negativas de la demanda exterior neta”, dijo.

Entre los componentes de la demanda nacional, se espera que el consumo de las familias mantenga un “elevado dinamismo”, apoyado por la “favorable” evolución del mercado de trabajo e “impulsado” por el impacto expansivo sobre la renta disponible de la caída del precio del petróleo, la rebaja del IRPF y la devolución de la paga extra a los empleados públicos.

Además, afirmó que se espera que se prolongue la actual recuperación de la inversión en construcción, en un contexto de mejora de las condiciones de financiación, mientras que la inversión empresarial seguirá registrando ritmos de avance “elevados”, en línea con la “fortaleza” de la demanda final.