Unicef señala en una nota de prensa que el número de niños y mujeres que reclaman el estatus de refugiados “crece constantemente” desde verano y no parece que vaya a cesar con la llegada del invierno.

Agrega que uno de cada diez refugiados y migrantes que se registró en junio en la antigua República Yugoslava de Macedonia tras cruzar la frontera con Grecia era un niño. En octubre, los niños suponían ya uno de cada tres refugiados y migrantes registrados en la misma frontera.

Según Marie-Pierre Poirier, coordinadora especial de Unicef para la crisis de refugiados y migrantes en Europa, “los jóvenes están decididos a lograr una vida mejor, pero su futuro está en juego mientras atraviesan Europa, así que no podemos decepcionarles”.

Por ello Unicef, Acnur, distintos gobiernos, agencias y ONG han identificado cinco grupos de menores especialmente vulnerables con los que trabajar de cara al invierno: los bebés y niños muy pequeños; los que presentan discapacidades o necesidades especiales; niños perdidos; otros niños que “se quedan atrás por carecer de medios económicos”, y adolescentes no acompañados, generalmente varones entre 14 y 17 años procedentes de Afganistán.

Los dos primeros grupos necesitan instalaciones adecuadas y una buena atención para hacer frente a sus necesidades sanitarias y sociales, mientras que los niños perdidos precisan seguimiento a fin de encontrar a sus familias.

En el caso de los adolescentes no acompañados que viajan solos, Unicef recomienda dejarles seguir y evitar así males mayores, si bien siempre con vigilancia y en espacios separados de los adultos en los centros de acogida.