Meyer explicó a un grupo de periodistas que el pasado mes de junio el ministro, con quien mantiene una relación "normalizada" por su coincidencia en el Parlamento Europeo, le pidió personalmente que colaborara en ese libro, compuesto por un intercambio de cartas entre él y diversas personalidades.

Meyer accedió y respondió a una carta del ministro sobre la pobreza y la desigualdad en el mundo. Antes del plazo establecido, el 10 de julio, Meyer envió su texto, y el propio ministro le envió una carta agradeciéndole su participación en el libro.

En septiembre, el asesor del ministro para asuntos parlamentarios telefoneó a Meyer para comunicarle que su carta contenía una reflexión crítica con el régimen de Marruecos que no podía ser incluida en el libro porque podía causar problemas diplomáticos. Aunque en un primer momento se mostró dispuesto a rehacer el texto, Meyer pidió finalmente que no se incluyera su colaboración al tener claro que su punto de vista sería en todo caso "censurado".

En su carta, explica Meyer, el propio ministro hacía referencia a los países del Magreb, y por eso en su respuesta criticó que Marruecos sea señalado por la Unión Europea como ejemplo de buena gobernanza. En el párrafo que el García-Margallo no quería incluir en el libro, Meyer argumentaba, por ejemplo, que la Mohamed VI ocupa el séptimo puesto en las fortunas de las monarquías a pesar de que su país está en el 126 de la lista de desarrollo humano. "El rey es, desde hace algún tiempo, el primer banquero, asegurador, exportador y agricultor de su país. Controla también el sector agroalimentario, la gran distribución comercial y la energía. Y todo ello, sin mencionar la ocupación del Sáhara Occidental contraviniendo la Carta de Naciones Unidas", decía Meyer en su texto.

Meyer entiende que esa reflexión no guste al ministro, pero denuncia que su pretensión fuera publicar diferentes puntos de vista y después "censure" los que no le gustan. "Eso no es democrático", asegura.

Insiste en que él era responsable de su texto y, por tanto de su propia opinión, y achaca la actitud del ministro al hecho de que Suecia ha aprobado reconocer al Sáhara y, por tanto, la presión sobre España puede acentuarse, creando con ello una situación delicada para la relación bilateral con Marruecos.

Su sorpresa aumentó al comprobar que en la reseña oficial del libro, enviada antes de esa "censura", aparece su nombre como uno de los colaboradores. En realidad, la carta de García-Margallo sobre pobreza en el mundo, ligeramente modificada respecto a la que le envió a él, aparece contestada por Luis Francisco Martínez Montes, diplomático consejero de la Representación de España ante la ONU.