Este ejercicio es el más importante de alta visibilidad de la Iniciativa de las Fuerzas Conectadas (CFI), en el que participan más de 30.000 militares de más de 30 naciones, 20.000 de los cuales se desplegarán en España.

Según informó Casa Real, el Rey estuvo acompañado por el jefe de Estado Mayor de la Defensa (jemad), almirante general Fernando García Sánchez, y por el jefe de Estado Mayor del Ejército de Tierra (jeme), general Jaime Domínguez-Buj, entro otras autoridades militares.

Antes de dirigirse a ‘San Gregorio’, Felipe VI visitó el Puesto de Mando del Mando del Componente Terrestre del Ejercicio, desplegado en la ‘Base San Jorge’.

A continuación, el Rey se trasladó al observatorio ‘Tres Poyetes’ de ‘San Gregorio’, donde tras una exposición sobre el componente táctico de las maniobras, mantuvo un encuentro con una representación de las fuerzas que participan en el ejercicio.

El objetivo de este ejercicio es adiestrar y certificar la Fuerza de Respuesta de la OTAN de 2016, una fuerza de alta disponibilidad y tecnológicamente preparada para desplegarse donde sea necesario.

Este ejercicio se estructura en dos fases. La primera de ellas (CPX, ‘Command Post Exercise’), dedicada al puesto de mando, se desarrolló entre los días 3 y 16 de octubre y en ella intervinieron unidades militares de distintos países.

En la segunda de ellas (‘Livex’, ‘Live Exercise’), que se desarrollará desde el 20 de octubre hasta el 6 de noviembre, tendrán lugar diversas operaciones terrestres, marítimas y aéreas, y se ubicará en 16 lugares distribuidos en España, Italia, Portugal y aguas del Atlántico y Mediterráneo.

Del total de efectivos, la aportación nacional rondará los 8.000 efectivos pertenecientes a los ejércitos y a la Armada. En concreto, el Ejército de Tierra participa con 4.702 efectivos, 2.650 la Armada y 516 el Ejército del Aire.

Por otro lado, España liderará la primera Fuerza de Muy Alta Disponibilidad de la OTAN (VJTF, en sus siglas en inglés) en 2016. Con esta decisión, la Alianza Atlántica se compromete a reforzar la seguridad euroatlántica ante los retos que plantean las nuevas amenazas, entre las que se encuentran la crisis de Libia y la expansión del grupo terrorista Estado Islámico (EI).