Tras su reunión en Zaragoza, ambos reivindicaron que lo importante es dar respuesta a los ciudadanos, explotando lo que une a los territorios y no lo que les separa, como los servicios sanitarios de las zonas fronterizas, las comunicaciones u otros bienes básicos como el agua.

Desde este enfoque, apuntaron como prioridades el eje mediterráneo, y el ramal de la línea de ferrocarril Sagunto-Teruel-Zaragoza para facilitar la salida de los productos aragoneses a través del puerto de Valencia, que Puig catalogó como el “primer puerto de contenedores del Mediterráneo”. Respecto a la Travesía Central Pirenaica, Lambán apostó por esperar y aprovechar la posibilidad de financiación europea para este corredor.

Igualmente, reclamaron al Gobierno central el desdoblamiento de la N-232, “atascado”, según Puig, pese a que las obras se adjudicaron en 1993. Para el presidente valenciano, esto es un “auténtico escándalo”, dado que esta carretera es el camino más recto para unir el Mediterráneo y el Cantábrico.

En otro orden de cosas, ambos mandatarios se comprometieron a trenzar una sistematizada red de relaciones entre departamentos de ambos ejecutivos en materias como la sanidad, el turismo, la cultura o la juventud.