Estos son algunos de los resultados de la investigación del Observatorio Hatento, que detecta y analiza los delitos de odio y situaciones de violencia que sufren las personas sin hogar en España, que también refleja que las experiencias protagonizadas por jóvenes de fiesta implicaron en un 60% agresiones físicas y el 40% restante, insultos o trato vejatorio.

La investigación está basada en entrevistas a 261 personas sin hogar en Barcelona, Bilbao, Comunidad de Madrid, Donostia, Murcia y Sevilla.

El observatorio también desvela que la mayoría de las víctimas (6 de cada 10) son mujeres y que los delitos suelen quedar impunes ante la indefensión del colectivo, ya que de las 47 personas que nos contaron una agresión física, sólo ocho refieren que presentaron denuncia, lo que supone un 17%.

Maribel Ramos, coordinadora técnica del Observatorio Hatento, dijo a Servimedia que este tipo de violencia contra las personas marginadas por diversión, más que delitos de odio deberían denominarse “delitos de ocio” y que no es responsabilidad ni un problema acotado a la población más joven.

“Se sienten validados por una sociedad que sigue admitiendo en pleno siglo XXI que haya gente viviendo en sus calles”, agregó, recibiendo el mensaje de que estas personas “no merecen una atención específica y concreta que les saque de esta situación”, y que son “potenciales delincuentes antes que potenciales víctimas”.

Para defender los derechos de las personas sin hogar, Ramos pidió formar a los profesionales sanitarios, policiales y de las ONG que trabajan en este campo “como se ha hecho en el ámbito de la violencia de género” para detectar a posibles víctimas de delitos de odio, ya que se les suele identificar antes como protagonistas de reyertas y no como víctimas de ataques.

El Observatorio Hatento está integrado por organizaciones de atención a personas sin hogar y de defensa de derechos: RAIS Fundación (entidad coordinadora), Apdhe, Assís Centre d´Acollida, la Asociación Bokatas, la Asociación RAIS Euskadi, Unijepol y la Asociación Zubietxe.