Así lo pone de manifiesto un informe de Save the Children publicado este jueves, que denuncia cómo esta situación agrava la crisis humanitaria que ha forzado ya a cuatro millones de sirios a huir de sus casas hacia campamentos desbordados en países vecinos o hacia Europa.

Según el estudio, las escuelas dentro de Siria han sido bombardeadas indiscriminadamente, destrozadas, tomadas por grupos armados o convertidas en centros de tortura.

Durante los cuatro últimos años se han producido más de 4.000 ataques en escuelas dentro de Siria, y en los últimos 18 meses 51 centros de Save the Children han sido objetivo de las bombas.

Según la directora de Save the Children en el país, Martha Myers, “la educación en Siria sufre graves ataques, y una generación entera de niños ve cómo su futuro se esfuma”. “Los ataques a las escuelas y los niños terminan con cualquier posibilidad de paz y prosperidad en la región”, agregó.

Como en casi todo el mundo, en Siria acaba de comenzar un nuevo curso escolar, a pesar de que debido a la crisis entre 2,1 y 2,4 millones de niños sirios no pueden ir al colegio.

Los índices de escolarización, que estaban entre los más altos de la región antes del conflicto, han caído drásticamente.

Solo el 17% de los niños desplazados dentro de Siria va al colegio, y en algunas de las áreas más afectadas este porcentaje baja hasta un 6%.

Los frecuentes bombardeos obligan a menudo a suspender las clases durante días o semanas o a desplazarlas a sótanos bajo tierra.